Le preguntan a José Rujano, pequeño incluso después de una victoria tan grande y alta, tan magna como es el Grossglokner, la segunda montaña más alta de los Alpes, si se cree el único rival capacitado para batir a Alberto Contador en lo que queda del Giro, que es todo, pues es ahora cuando Hades se postula ante los ciclistas en la temida bajada del Crostis y la pared que es el Zoncolán expectantes hoy, del Gardeccia mañana y la cronoescalada del Nevegal. El glaciar del Grossglockner es, pues solo "la antesala del infierno", decía el propio líder. de la aparición de su Dios implacable. Le preguntan a Rujano, por ser el único que, como en el Etna, fue capaz de sostener esa endiabablada, poseída y a la vez bella, majestuosa como pocas y atrayente pedalada fiera de Alberto Contador si cree que puede ganarle el Giro, vestirse el rosa propiedad cada vez más clara de Alberto. Y Rujano, que se añade centímetros, que dice medir 1'62m cuando en realidad no supera la barrea de los 58 pero se los suma porque sí, porque bastante grande se ha mostrado con sostener a Contador hasta la cima del glaciar austriaco responde que para él, el podium sería un sueño, igual que adjudicarse otras dos etapas. ¿Ganar el Giro? Ni se le pasa por la cabeza, no cuando tiene de frente a un dictador de tamaña tiranía como es Contador.
Contador es un despótico. Las carreras se hacen a su ritmo, imperial por poderoso, soberano y espléndido por Supremo. Él dicta las normas, a su gusto. Le basta una mecha encendida, la de Scarponi que quiso tentar, el único que se atreve, a abrir el cajón de las debilidades del madrileño. No las tiene pero el italiano prueba y prueba. Quizá algún día encuentre, de tanto buscar una flaqueza en el madrileño que encandila con palpitar caliente al Grossglockner. No será ahí, camino del glaciar hecho agua por el deshielo primaveral. Así tiene a sus rivales Contador. Helados porque le incitan. Fue Michele Scarponi quien lanzó a Contador, lo encendió el italiano al atacarle, provocador y pendenciero. Para entonces, el Euskaltel-Euskadi con un fantástico Mikel Nieve dejaba de autoflagelarse después de no haber metió a ninguna de sus naves en la fuga de dieciséis ciclistas que marcaron la sonata hasta los pies del peaje que es el Grossglockner. El trabajo de los naranjas les hizo caer, gota a gota a todos. Lastras, Vals, Vicioso.
En la autopista que es el Grossglockner, un peaje por el que, para cruzar de una vertiente a la otra se paga 30 euros por coche, desafió Scarponi a Contador, una provocación para quien es el líder intempestivo. Y le respondió Contador en abierto, nada de ataques a la sorpresa, respuestas inesperadas por cambiar el ritmo desde la retaguardia, la posición de aquellos que buscan desconcertar con dinamita. No lo necesita. "Me he ido para adelante y he pensado que este día era importante". Fácil, tanto como el hundimiento del resto, que ya no son ni rivales. Nibali, sentado claudicaba, Menchov amarraba el manillar mientras Anton intentaba recomponerse a base de un ataque que terminó por seleccionar a los perseguidores. Por delante, la comparsa era la misma que en el Etna. Un padrón para el que la etapa "era algo secundario", con un sumiso. Buscó Contador marcar la diferencia, aunque no le hace falta. Él es el rey. Rujano, el hombre resucitado, el que varaba confundido por el mundo. Su novia le había dejado porque se lió entre faldas. Perdido y solo el venezolano que creció entre granos de café. Sacó chepa desde joven recolectándolos y así pedalea ahora, a trompicones. También por la velocidad a la que le lleva Alberto, rey que también concede y regala.
No lo reconoció después Alberto, solo sonrió, con esa mueca pícara que solo él sabe hacer para decir lo que no se puede explicar con palabras, para no confesar que la etapa se la regaló a Rujano. "Ya tiene un amigo de por vida", dice Savio, el director de Rujano. En realidad a Contador no le hace falta. Tres minutos y nueve segundos le saca a Nibali, siete segundo más se clavan en la estaca de Scarponi y a tres minutos y medio se quedan Arroyo y Kreuziger. El Giro se corre al gusto de Contador. Él es la ley.
FOTOS. Giro de Italia 2011. 13ª etapa: La ley Contador
Alberto Contador se erige como padrón del Giro. Aleja ya en más de tres minutos a Nibali, Scarponi y Arroyo. En el Grossglockner, solo Rujano fue capaz de seguirle y se encontró con el beneplácito del madrileño al brindarle el triunfo de etapa. Él dicta las normas

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