Para la multitud, su nombre es el de una persona desconocida, que puede obligar a lucir una sonrisa, a lanzar una carcajada. Es letón y tiene 23 años. Hasta hace apenas unos meses, su cuerpo era coloreado por los colores del Ag2r, pero para 2011, la máquina de la velocidad, la de los rodadores, las de los hombres potentes, con cuerpo, con fuerza, le hizo un hueco en su plantilla. El HTC-HighRoad le fichó y le llevó al Tour de Qatar. Pasó desapercibido. Exactamente igual que en las tres siguientes carreras en las que participó. Y llegó a Catalunya, a la Volta del Centenario. Ganó.
Y lo hizo a la primera, en Lloret de Mar, la localidad que le despidió allá por el mediodía y le recibió más tarde, cuando la tarde echaba a andar, cuando el cielo pasó de ser azul a gris, del sol al mal tiempo, del calor al frío, como vencedor de la etapa inaugural de la Volta. Él se llama Gatis Smukulis y es el primer líder de la ronda catalana.
El letón fue el que más aguantó de los cuatro fugados. Ni Ramírez Abeja, ni Sánchez Pimienta. Tampoco Ben Gastauer. Ninguno pudo seguir la estela de Smukulis, que, por 28 segundos, aventajó a un pelotón que ya olía el triunfo, que ya se preparaba para luchar por la victoria. Alessandro Petacchi quedó segundo. José Joaquín Rojas, tercero.