Alex Aranburu no se lo pensó dos veces en el final de la tercera etapa de la Vuelta al País Vasco. “No lo tenía planeado pero no veníamos un grupo muy grande ya cuando quedaban dos kilómetros. Iba colocándome adelante y he visto que trataban de arrancar dos corredores delante de mi y me he dicho que tenía que intentarlo”. El guipuzcoano del Caja Rural-RGA cambió el ritmo “los de delante han parado pero yo he seguido. Sabía que era difícil pero había que intentarlo”.
Aranburu se exprimió al límite. “He sufrido mucho. Al final me dolían las piernas mucho de ayer”. Confesaba que “he mirado algunas veces para atrás”, para comprobar el hueco que tenía”. Y no tiene reparos en decir que ha llegado a soñar con levantar los brazos en la meta de Valdegovia. “A falta de un kilómetro he mirado y he dicho ‘uy!’”. Tenía hueco. “Pero luego han lanzado el sprint y me han cogido echando leches”.
Lo cazaron casi a la orilla. A 500 metros de la gloria. Pero Aranburu estaba feliz. “Sabía que era misión imposible pero quería probar. ¡menos mal que no se ha ido tan rápido como ayer! Lo pasé muy mal.”
Sabedor de sus prestaciones, “no soy rápido”, tenía que probar de otra forma. Improvisó y soñó. “Ha sido una pena quedarme tan cerca”. Pero verse delante le da moral al corredor del Caja Rural-RGA. Sin contar la crono, dice “faltan dos días bonitos, conozco bien las carreteras y espero recuperar de esto para volver a probarlo”, concluía.