Ocho túneles vieron al electrónico Egoi Martínez desteñir su maillot naranja para darle tono dorado Bajo tierra. En silencio. Para terminar de colorearlo, se vio necesitado de tonalidades añadidas. Bonificadas. Así culminó su gran obra, porque solo le sobraron once segundos antes de que las termitas del CSC y el Caisse d'epargne carcomieran su jersey de líder. Se aliaron para que Leipheimer no lo perdiera. Para que se desgaste antes del Angliru. Amistades peligrosas. Pero el Euskaltel- Euskadi echó el ancla a tiempo. Freno de contención. Cuando Greg Van Avermaet superó a Rebellin y Egoi Martínez entraba en meta, comenzó la cuenta atrás. Seis minutos y medio. Agónicos.
Egoi Martínez es "peleón", tal y como lo describe su ex director Johan Bruyneel. Con él estuvo dos años en el Discovery Channel. Compartió mesa y pedales con Lance Armstrong. Con George Hincpaie. Y con Levi Leipheimer. Le tocó el trabajo duro. El del gregario que se sacrifica. El del corredor que busca su día de gloria a la aventura. Estoico. Por eso apenas se queja. En el Tour de Francia sí lo hizo. Pero no por sufrir. Por engaño. Simon Gerrans le prometió la victoria en Prato Nevoso, pero el australiano le soltó en los últimos kilómetros de aquella decimoquinta etapa alpina de la ronda gala. En Sabiñánigo no se dejó engañar ni por las referencias. Por eso se arrimó en los sprints bonificados. En busca de arrascar segundos. Los que le valieron para cambiar el color de su maillot.
El navarro es también un ciclista electrónico. Avanzado. De los pocos corredores que ya llevan el novedoso Shimano Di2 electrónico en sus bicicletas. Comparte ese privilegio con sus compañeros
Inicio rápido
El triunfador en Pla de Beret David Moncoutié, Rinaldo Nocentini, Patrice Halgand, Xavier Zandio, Juan Antonio Flecha, Davide Rebellin, Damiano Cunego, Andrea Tonti, Egoi Martínez, Alan Pérez, Christophe Kern y Greg Van avermaet formaron el grupo que consiguió escaparse después de un inicio rápido en el que muchos buscaron su día de gloria sin éxito. El Astana de Contador y Leipheimer impuso su ley y no dejó formar una escapada hasta el tránsito por el Col de
A Leipheimer le pesaba. Le cansa. No quiere tener responsabilidades. Ni deber explicaciones. Ya se ha aprendido de memoria el discurso. Contador es el líder del equipo. Pero el de
"En mi carrera he pasado muchos momentos malos y también me tocan los buenos". Se acordaba Egoi de su agonía en Prato Nevoso. No disputó la etapa. Su trabajo ya lo había hecho. Dejó que el joven Van avermaet se coronara por delante de Davide Rebellin. Sigue su estela. Lucha en las clásicas del mes de abril y en las etapas de media montaña de las grandes vueltas. Relevo. Cuando el belga disfrutaba, Egoi se mascaba las uñas. "Estaba muy nervioso. Hasta que ha llegado el pelotón he tenido que dejar de ver la emisión porque me estaba agobiando". Su sufrimiento valió la pena. No descuidó las bonificaciones, el mejor complemento para su tinte entre los túneles del Valle de Aran. Por once segundos. De oro. ainara@ciclismoafondo.es
- Clasificación 9º etapa
- Clasificación general
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