París-Niza: Ficha segura para Europcar

Thomas Voeckler ganó y ya suma tres victorias en 2011. Thomas De Gendt recuperó el amarillo

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París-Niza: Ficha segura para Europcar
París-Niza: Ficha segura para Europcar

Cuando Jean-René Bernardeau hizo realidad su sueño, el de tener bajo sus brazos, controlado por su mente, un equipo ciclista, se imaginaba celebrando una etapa del Tour de Francia, brindando por el maillot amarillo de uno de sus chicos. Soñaba con copar portadas de los medios más prestigiosos de su país, de los vecinos, de todo el mundo. Soñaba con descorchar botellas de champagne por las carreras más conocidas del calendario francés, del calendario internacional. Ese sueño se hizo realidad. Se hizo realidad gracias a un chiquillo al que nunca le cambia la cara, que vive con esa eterna sonrisa picarona en su rostro, con los labios mordidos por sus dientes cuando demarra, cuando se lanza a la aventura, cuando sale del pelotón dispuesto a gastar todas sus energías.

Él es Thomas Voeckler, aquel chico feliz que dio sus primeras pinceladas en 2003, el que se presentó al mundo, el que se dio a conocer, el que dijo "hola, aquí estoy", en el Tour 2004. Cualquier aficionado, mayor o pequeño, viejo o joven, abuelo o nieto, recuerda los diez días más felices del ciclismo francés en la actualidad. Fue aquel año. Lo días en los que él, un alsaciano criado en Martinica, de 25 años, hijo de psiquiatra, hijo de anestesista, se vistió de héroe nacional. Se convirtió en la luz amarilla de todo un país, el que, desde entonces, le adora, le venera, le idolatra. Amante del espectáculo, de la agitación, de los ataques, de las fugas, ha ido labrándose un palmarés envidiable, en el que aparecen, por ejemplo, dos etapas del Tour de Francia. A partir de hoy, también una de la París-Niza.

Y es que el pupilo de Bernardeau, que tiene ya 31 años, ganó la cuarta etapa de la ronda gala. Para no fallar a la tradición, para no fastidiar lo que es costumbre, lo hizo culminando una fuga en la que Thomas de Gendt, el bravo belga que sigue empeñado en decir que él es el más fuerte de la París-Niza, que es el que mejor forma tiene. El del Vacansoleil, que se apuntó la primera etapa, que ayer atacó siendo líder para no perder ese puesto privilegiado por las bonificaciones, como luego le ocurrió, estuvo brutal durante todo el día. Fue el que más tiró en la escapada, el que se desgastó cuando el resto, los dos Rémy, Pauriol y Di Gregorio, y el propio Voeckler, ya pensaban en la victoria.

De Gendt fue el arma que les hizo aguantar por delante del pelotón, la bala que destrozó la llegada masiva. De Gendt, que buscaba el amarillo cedido ayer a Matthew Goss, cumplió su único objetivo. Es líder. Diez segundos le separan del segundo, que no es otro que Thomas Voeckler, quien tomó la iniciativa en el 'sprint', afiló sus dientes, mordió, como siempre, sus labios, se levantó del sillín y sin ninguna duda, levantó los brazos, regalando al Europcar, el dueño de sus piernas, una nueva victoria en un año en el que ya se citó con ella en el Tour del Mediterráneo, en el Tour de Haut-Var.


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