El Tour 2018 ya ha quemado 15 etapas sin descanso, plagadas de trampas e incidencias, para dejar una clasificación muy definida, en la que asoman tres aspirantes al triunfo final en París: el galés Geraint Thomas (un líder muy sólido que ha ganado dos etapas y no ha fallado ningún día), Chris Froome (máximo favorito a priori, pero a la sombra en estos momentos de su compañero de Sky, quien le aventaja en 1´39”) y Tom Dumoulin, el único que puede plantar cara a los dos Sky en la montaña y en la contrarreloj del penúltimo día. Le separan 1´50” de Thomas.
Quedan seis etapas para conocer el desenlace definitivo de este apasionante Tour de Francia 2018, y cuatro de ellas pueden resultar de la máxima trascendencia. “Se va a vivir una gran semana", vaticina el líder Geraint Thomas. Quitando la etapa del jueves (la 18ª, completamente llana y abocada a una llegada al sprint), y la del domingo en París, que como es tradicional servirá de homenaje a los “supervivientes” de la Grande Boucle, en cualquier de las otras cuatro se puede decidir la carrera. Terreno hay para marcar diferencias: tres jornadas de alta montaña en los Pirineos, más la contrarreloj de 31 km que terminará de definir el ganador y las posiciones del podio.
Vamos a repasar aquí el perfil de las cuatro etapas a priori decisivas. Pero antes, recordamos como está la clasificación general en sus primeros puestos.
Martes. 16ª etapa. Carcassonne - Bagnères-de-Luchon (218 km)
Tras la segunda jornada de descanso, en Carcassonne, el martes llega la primera de las etapas en los Pirineos –una de las más duras de la ronda gala- con 218 km y unos temibles 70 finales que se adentrarán brevemente en suelo español. El Portet d´Aspet (5,4 km al 7,1%) y el Col de Menté (6,9 km al 8,1%) se suben seguidos, lo que sin duda hará una buena selección en el pelotón principal. Tras una vertiginosa bajada y cerca de 20 kilómetros de falso llano por territorio español, los ciclistas afrontarán la ascensión al Col du Portillon (8,3 km al 7,1%), desde cuya cima tan solo restarán 10 km de rápido descenso hasta la meta situada en Bagnères de Luchon.
Miércoles. 17ª etapa. Bagnères-de-Luchon - Saint-Lary-Soulan (65 km)
La etapa que más expectación ha generado puede ser la más decisiva. Será una etapa especial, por kilometraje (tan solo 65 km), dureza y por el innovador sistema de salida con parrillas (tipo Fórmula 1) en el que los mejores de la general saldrán por delante, con unos metros de diferencia entre cada fila de ciclistas. Una etapa corta pero frenética (“una especie de contrarreloj pero con tres puertos de montaña”, según Alberto Contador), sin un solo metro llano, en la que se empieza ascendiendo el Montée de Peyragudes (14,9 km al 6,7%), para enlazar –en un continuo sube y baja- con el Col de Val Louron-Azet (7,4 km al 8,3%) y el Col du Portet, de Categoría Especial, 16 durísimos kilómetros al 8,7% de media -con varios kilómetros por encima del 10%-, que se corona a 2.215 metros de altitud.
Viernes. 19ª etapa. Lourdes - Laruns (200,5 km)
Última oportunidad para que los escaladores intenten marcar diferencias, en otra etapa maratón de gran dureza acumulada que puede causar estragos en algún favorito con las fuerzas ya al límite. Serán 200 kilómetros con dos cotas de 4ª para abrir boca antes de afrontar cuatro colosos, dos de ellos de Categoría Especial: Col de Aspin (1ª; 12 km al 6,5%), el mítico y durísimo Tourmalet (HC; 17,1 km al 7,3%), Col des Bordères (2ª; 8,6 km al 5,8%), y la ascensión final a Soulor Aubisque (HC; 16,6 km al 4,9%). Desde su cima hasta la meta de Laruns, 20 km de descenso.
Sábado. 20ª etapa. Saint-Pée-sur-Nivelle - Espelette (CRI, 31 km)
La única contrarreloj individual del Tour 2018 presenta un trazado escarpado, repleto de repechos (incluso con una dura cota de 900 metros al 10,2% de media, con una rampa de hasta el 21%, a 3 km de meta), lo que permitirá que los escaladores puros puedan minimizar la pérdida de tiempo con los especialistas contra el crono. Si la clasificación general aún no está decidida, estos 31 km terminarán de definir las posiciones de honor. A priori, no debería haber grandes diferencias entre Thomas, Froome y Dumoulin, tres grandes especialistas contra el reloj.