El británico Geraint Thomas lució galones en la cima de La Planche des Belles Filles, primer final en alto del Tour de Francia donde demostró, con un ataque en el tramo final, que quiere repetir el triunfo del año pasado en la ronda gala. El ciclista del Team Ineos fue cuarto de la etapa, pero fue el mejor entre los favoritos, en una jornada que había endurecido el Movistar, cuyos jefes de filas, el colombiano Nairo Quintana y el español Mikel Landa, se dejaron renta al final. "Este es uno de esos puertos en los que hay que demostrar paciencia", aseguró el británico, que no podía disimular su satisfacción.
Thomas no salió de amarillo de la etapa, pero sí como el mejor de los pretendientes a la victoria final. En las tres ediciones anteriores en las que se ha subido a La Planche des Belles Filles, el que salió de amarillo de esa jornada vistió de ese color en el podio de París. Un pronóstico que, a buen seguro, no se cumplirá en esta edición, aunque Thomas marcó el terreno y ya está en el puesto que le gusta a su equipo, en el de principal candidato al título final. Solo el francés Thibaut Pinot, que corría cerca de su casa, aguantó el ritmo del británico, aunque se dejó dos segundos en la meta.
Thomas firmó la gran operación de la jornada. Si se esperaba que La Planche des Belles Filles fuera un termómetro de las fuerzas que hay en el pelotón, el defensor del título demostró que tiene más que aquellos que han llegado para disputarle la victoria. El británico, además, marcó su terreno en el seno del Ineos, porque distanció a Bernal, al que muchos observadores colocaban como más fuerte, sobre todo en la montaña.
Ahora es quinto de la general, el mejor situado de entre los que han acudido para ganar el Tour. Distancia en 4 segundos a Bernal, en 9 a Pinot, en 26 al colombiano Rigoberto Urán y en 34 al español Enric Mas. Por encima del medio minuto están el resto de sus rivales: Quintana está a 52 segundos, Landa a 54, el italiano Vincenzo Nibali a 1:56 y el francés Romain Bardet, el gran damnificado de la jornada, tiene ya perdidos casi 3 minutos que hipotecan prácticamente sus opciones de regresar al podio que ha pisado en dos ocasiones.
Con casi todo el Tour por delante, la segunda etapa de los Vosgos, la primera de auténtica montaña, dejó entrever que el Ineos no está tan fuerte como en ediciones anteriores. En el ascenso final, el definitivo, los dos jefes de filas solo tuvieron como escudero al polaco Michal Kwiatkowski.
"Pensé que iba a ser un día más difícil"
En meta, Geraint Thomas reconoció que pensaba que la primera etapa de alta montaña "iba a ser más difícil", y dijo haberse sentido bien a pesar de que las grandes rampas no son su escenario favorito. "Me sentí bastante bien. Pensé que sería un día más duro. Nunca fue fácil, pero hubo estabilidad en las primeras subidas. Cuando tensó Movistar con Valverde fue duro, pero me sentía bien. En esas subidas tan empinadas no me encuentro muy seguro, no es un escenario favorito precisamente", dijo en meta el campeón del Tour 2018.
Thomas resumió como "un día decente" el primer combate en las alturas, en el que sufrió menos de lo esperado, y explicó el momento en el que tuvo que salir a la rueda del francés Julian Alaphilippe, quien atacó al final para defender, sin éxito, el maillot amarillo. "Es una de esas subidas en las que tienes que ser paciente, y cuando Alaphilippe se fue a 800 metros de meta tuve la confianza de dejarlo ir, seguir mi propio ritmo y luego arrancar a 350 metros. Fue un momento duro, pero bien resuelto", comentó.