La 109 edición de la Grande Boucle ha empezado con sobresaltos. La lluvia y un circuito ratonero conviertieron la contrareloj inaugural de ayer en un día con más que perder que ganar para los favoritos del Tour de Francia de 2022.
Si algo caracteriza a las primeras etapas del Tour son los nervios y el riesgo de caídas. Todo el mundo quiere ir en cabeza y cualquier error de un ciclista o una anomalía (la espectadora de la pancarta del año pasado) provocan una montanera que puede derivar en una retirada y tirar por la borda todo un año de preparación.
Watch out for the wind ! The stage is one for the sprinters on paper, but crosswinds could dampen the ambitions of some!
— Tour de France™ (@LeTour) July 2, 2022
Attention au vent ! L’étape est sur le papier destinée aux sprinteurs, mais les bordures pourraient bien bousculer les ambitions de certains ! 🤔#TDF2022 pic.twitter.com/DL7AYke8jK
En esta segunda jornada de la ronda gala hay un punto que todos los equipos tienen marcado y se trata del paso por el tercer puente colgante más grande del mundo. Ya con la meta muy cerca, el pelotón del Tour tendrá que circular por los 18 km del puente Grand Belt sobre el Mar Báltico.
Los favoritos deberán tener especial alerta ante la situación de carrera que se puede crear por las rachas de fuerte viento que puedan aprovechar algunos equipos para crear abanicos. Y atención que cuando salgan del puente no habrá tiempo de reacción porque estarán a tan sólo 2 km de la meta situada en la ciudad de Nyborg.