Wout Van Aert mostraba en la línea de meta de Castelo Branco su felicidad por romper su sequía de seis meses, desde el pasado febrero cuando se impuso en la Kuurne-Bruselas-Kuurne. “Ha sido un año difícil, un largo camino desde que gané la última vez y por eso este triunfo es muy especial. Saber esperar tiene su recompensa”.
Confesaba que esta mañana antes de la salida “pensaba cuando gané vestido de amarillo como líder del Tour de Francia. Fue uno de los mejores días de mi carrera. Ganar hoy de rojo liderando la Vuelta es todo un orgullo”. En este tiempo transcurrido sin triunfos, reconoce que “ha sido duro, pero a la vez, una motivación para seguir luchando. Ha sido muy emocionante”.
Aseguró que “no estaba preocupado por no haber ganado porque en el Tour demostré estar en una buena forma pero hoy era el día para hacerlo. Estoy muy orgulloso”. También aseguró que el apoyo de “todo el equipo” ha sido crucial en este tiempo de sequía. “Claro que no es fácil”, remarcó.
Mañana llegará a la Vuelta el primer final en alto, el del Pico Villuercas y Van Aert, la gran sensación de la carrera dice que para él “el divertimento se acaba”, entre risas. “Será difícil que mantenga el maillot rojo”. Y despeja toda duda acerca de sus ambiciones al responder tajantemente que no pretende luchar por la general.
“La Vuelta a España es muy dura, yo puedo ganar una carrera de un día o una etapa concreta, pero luchar durante 10 o 15 etapas de montaña es muy duro para mí. Estaré preparado para ayudar al equipo”.
Lo que si se plantea es seguir aumentando su botín de victorias en la ronda hispana: “Veremos después de mañana, habrá más oportunidades para mi también en las fugas. Creo que algo más vendrá, de momento es hora de apoyar al equipo”, concluye.
