La renovación del modelo gran fondo de la firma de Waterloo supone un cambio radical de paradigma en una bici que, aun estando diseñada para aquellos amantes de las largas distancias, no dejaba de ser una bicicleta de carretera que contaba con unas excelentes prestaciones a la hora de buscar el rendimiento. Ahora, sin perder la esencia de una bici de carretera, su uso se diversifica y trata de captar al ciclista más aventurero incorporando claramente dotes para un uso gravel.
La principal son unos amplios pasos de rueda que permiten la utilización de cubiertas de hasta 38 mm y montando de serie unas generosas cubiertas de 32 con las que podremos rodar a toda velocidad por pistas siempre que no olvidemos en las zonas de curvas que no llevamos tacos.
También ayuda en estas circunstancias la excelente absorción que aporta su reputado sistema IsoSpeed, con el que el tubo de sillín se aísla del resto del cuadro conectándose a este por medio de un pequeño casquillo a modo de punto de giro. Los impactos generan la flexión del tubo, pero sin interferir en la posición del ciclista. Para esta nueva Domane, Trek ha modificado completamente el diseño recurriendo a las soluciones creadas para su aerodinámica Madone.
En ella la capacidad de flexión del IsoSpeed viene fijada por la palanca que se realiza bajo el tubo horizonal, que cuenta con un pequeño dial con el que podemos ajustar la firmeza del mismo. A su vez se incluye también este sistema con unos casquillos que dan movilidad al rodamiento superior de la dirección aprovechando la capacidad de flexión del tubo de la hoquilla para amortiguar.
En marcha nos encontramos con una bici que se muestra tremendamente sólida a nivel de pedalier -para el que Trek ha incorporado el sistema T47, de medidas similares al BB30 pero roscado al cuadro-, por lo que mantiene unas prestaciones muy atractivas en carretera pese a haber engordado respecto a su predecesora. Fuera del asfalto su geometría corta y alta, con una amplia longitud entre ejes, nos permite mantener un buen ritmo en pistas, su terreno predilecto, y rodar durante horas sin acabar con el cuerpo machacado por los impactos.
Todo ello en una bici que presenta un equipamiento de auténtico lujo con el SRAM eTap AXS, el tope de gama de los norteamericanos, cuyo cambio trasero consigue lidiar de maravilla con los impactos del terreno gracias al sistema de amortiguación que impide la oscilación de la cadena. Lo único reprochable son unos desarrollos claramente elegidos para el asfalto que nos limitarán el acceso a terreno complicado cuando salgamos de él. También de exquisita factura son las ruedas Aeolus Pro 3V, nueva versión de su afamado modelo aerodinámico de carbono, en las que se ha ensanchado el alojamiento de la cubierta precisamente con el uso gravel en mente.
Mantienen la excelente rigidez de sus hermanas de catálogo, un aspecto y aerodinámica inigualables y conceden una generosa superficie de apoyo a las anchas cubiertas de 32 mm que equipa de serie. Por supuesto, ambas son compatibles con el sistema tubeless, característica que agradeceremos cada vez que nos adentremos por los caminos. Por último, destacar la incorporación en el tubo diagonal del sistema de almacenamiento BITS, al que accedemos retirando la tapa ubicada bajo el portabidón. La propia tapa incluye una útil multiherramienta y, a lo largo del tubo, una funda nos permite llevar, perfectamente colocado, una cámara, una bombona de CO2 y un par de desmontables.
Destacamos
Si tuviéramos que definir esta Domane SLR con una palabra, esta sería polivalencia. Es una bici que, si excluimos los extremos, vale para prácticamente todo y con la que podremos afrontar sin problemas desde una larga marcha de carretera a perdernos por las interminables pistas de tierra que jalonan nuestro país consiguiendo aproximarse, casi sin proponérselo, a la esencia con que nació el gravel.
