Para convertir un bidón normal en un modelo denominado térmico, para conservar el frío -y en algunos casos también el calor-, se añaden diferentes tipos de aislantes, incluso aire, en el interior de la doble pared que incluye el bidón. Sus desventajas respecto a uno convencional las encontramos en un peso más elevado, capacidad reducida y un precio más elevado. En algunos puede resultar más difícil dosificar el chorro de agua por la dureza de la pared del bidón. Para puntuar su efectividad hemos sometido a los siete modelos -junto a uno normal sin aislante como referencia- a las mismas condiciones que simulaban un caluroso día de verano durante diferentes lapsos de tiempo, midiendo la temperatura con un termómetro digital para líquidos. El peor dato, obviamente, lo obtuvo el modelo convencional, dejando el agua, tras una hora y media, 10 ºC superiores al del mejor resultado, el logrado por el Elite Nanofly. Antes de decantarse por un bidón u otro, hay que tener en cuenta si cabe en el tubo vertical del cuadro si elegimos los modelos de mayor tamaño. Y no todos permiten meterlos en el congelador -en el frigorífico sí- o limpiarlos en el lavavajillas; hay que asegurarse echando un vistazo a sus instrucciones. CamelBak Podium Chill (24 oz) La firma de California debe su muy buena fama a la boquilla Jet Valve, que incluye una membrana de silicona para hidratarnos con total comodidad y evitar pérdidas aunque esté abierta; una solución que otras marcas han acabado copiando. El sistema de bloqueo total -con un giro de 45º de la boquilla- impide derrames accidentales cuando no lo llevamos en la bici. La válvula es desmontable para facilitar su limpieza y el interior recibe un recubrimiento HydroGuard antibacterias y TruTaste libre de olores o sabores. Su diseño permite una excelente sujeción a la gran mayoría de los portabidones y su aislamiento se sitúa dentro de la media del test. CamelBak Podium Ice La versión Ice eleva la eficacia del aislamiento -denominado Aerogel Insulation- del superventas Chill, obteniendo una de las puntuaciones más altas -sólo superada por el Nanofly de Elite- a costa de una reducción de la capacidad. Su diseño, como era de esperar, también incluye la práctica boquilla Jet Valve, así como los recubrimientos internos HydroGuard y TruTaste. Su construcción emplea polipropileno 100% libre de BPA, BPS o BPF, mientras que otras firmas utilizan polietileno de baja densidad que sí altera el sabor del agua. El modelo Podium Chill dispone de una opción con una capacidad más reducida de 620 ml -21 oz-; la versión Ice, no. Elite Icefly Especializados en bidones, portabidones y cicloentrenadores, la marca italiana ha utilizado en las versiones con aislamiento térmico el diseño de sus modelos ultraligeros FLY, incluyendo su boquilla de alto caudal, desmontable y fácil apertura o cierre. Sólo utiliza plástico sin BPA -bisfenol A- y la boquilla no altera el sabor del agua y la mantendrá libre de malos olores. El relieve de la parte inferior mejora el agarre y la tapa transparente -perfecta para evitar salpicaduras de barro- se puede retirar con facilidad. Aunque su capacidad no es elevada, el precio sí es uno de los más asequibles y se muestra bastante eficaz manteniendo fría el agua. Elite Nanofly Comparte con el modelo Icefly el diseño de la boquilla y el escaso espesor de sus paredes, pero donde realmente marca la diferencia es en el aislamiento -el mejor de la comparativa- gracias a una eficaz y ligera capa de Nanogel Thermal Wrap, compuesto por un 95% de aire y sólo un 5% sólido, material en el que Elite empleó tres años en desarrollar. Su escaso peso únicamente es mejorado por el Icekeeper de Syncros, pero la capacidad es la más reducida del test, acorde con su altura, la segunda más baja por detrás de la de su compañero Icefly. El precio, bastante por encima de la media, queda justificado en parte por su excelente capacidad para conservar el frío. Polar Bottle Zipstream Insulated (24 oz) Con diseño y fabricación en Boulder (Colorado), los bidones Polar Bottle de la línea Insulated disponen de una boquilla muy bien resuelta que incluye -al igual que los modelos de CamelBak- una válvula de membrana, pero con un sistema de bloqueo más fácil de accionar. Su sistema de aislamiento Tri-layer de triple capa -aire, foam y una lámina metálica- es mejorable, pero a cambio podemos meterlo en el congelador, una ventaja respecto a otros modelos que no lo permiten. No utiliza plástico con BPA ni ftalatos y la boquilla es desmontable para facilitar su limpieza. Junto al tamaño de 24 oz probado, también disponemos de una versión de 20 oz. Specialized Purist Insulated MoFlo No podía faltar una versión térmica en la familia de bidones Purist de la firma con sede en Morgan Hill (California). Para conservar el frío -con una puntuación que no se aleja de la media según nuestras mediciones- cuenta con una capa interior formada por tres materiales diferentes, incluyendo aluminio, que mantienen una elasticidad idónea para dosificar el aporte de líquido. La boquilla MoFlo tiene el clásico diseño con las posiciones abierto/cerrado, seleccionables tirando o empujando la boquilla. El interior está recubierto con dióxido de silicio para evitar bacterias, malos olores, manchas o alterar el sabor del agua; no incluye BPA. Syncros Icekeeper La sorpresa de esta comparativa recae sobre el Icekeeper de Syncros, la firma de origen canadiense actualmente propiedad de Scott. Su peso y precio son los mejores de todos los modelos analizados, que junto a una buena capacidad de conservación del frío ofrecen un modelo muy a tener en cuenta. Entre su doble pared de plástico -la exterior transparente- alberga tres capas aislantes: una fina lámina decorada, otra de foam y una de aire muy generosa que le da un tacto algo extraño cuando lo apretamos para dosificar el agua. Un punto a mejorar es la dureza de su boquilla respecto a otros bidones, aunque es el único que cumple la capacidad prometida.