Las lágrimas de Remco Evenepoel en la línea de meta pese a llevarse la medalla de plata son una de las imáganes del Mundial de Ruanda, el primero que se ha celebrado en el Continente Africano que ha resultado un rotundo éxito por la respuesta del público. El campeón belga se veía con opciones de hacer el doblete tras doblar en la contrareloj a Tadej Pogacar. “Vine por el doblete y hoy sentía que podía lograrlo. Pero todo tiene que salir perfecto para ser campeón del mundo. De todos modos, debo estar contento con lo conseguido. Los Europeos y Lombardía me esperan. En Europa habrá buen nivel… y es el único maillot que me falta”, ha explicado el hombre que a partir del 1 de enero va a capitanear el Red Bull-Bora.
Lo mejor que puede decirse de Remco es que nunca tiró la toalla pese a que la carrera siempre le fue en contra. "El destino me dio un resultado distinto. Antes del Mont Kigali, cogí un bache y mi asiento se bajó completamente. Tenía problemas con la posición. Cuando atacó Tadej, yo ya tenía calambres. Sabía que había una bicicleta en la zona de avituallamiento. Le pedí a los compañeros ir lo más rápido hasta ese punto. Ese cambio lo hicimos muy rápido… pero después tuve otro cambio de bici porque mi tecera bici no tenñia el asiento con la inclinación correcta . Cada kilómetro dolía más la espalda, así no podía seguir. Paré y tuve que esperar demasiado al coche. Sin pinganillos, no había comunicación. Intenté avisar a la moto, pero todo se fue a la mierda”. Tras ese segundo cambio de bici Remco realizó una remontada brutal que le llevó a la medalla de plata.
