La ciudad del estado de Renania del Norte-Westfalia se he configurado en el ultimo lustro como un ejemplo de los resultados que una política activa en cuanto a la movilidad ciclista puede conseguir sobre la calidad de vida de las personas. Hace escasos siete años, el gobierno local de Düsseldorf mostró su compromiso con el fomento de la bicicleta como medio de desplazamiento y símbolo de una urbe que apostaba por una modernización sostenible de los hábitos de la ciudadanía.
Más de 100 km de vías ciclistas permiten a los habitantes de cualquier barrio llegar en menos de 15 minutos a la zona central
Con un millón doscientos mil habitantes en toda su área urbana, la tarea requería ponerse manos a la obra. Dicho y hecho. Desde 2019 hasta la fecha se han completado más de 100 km de vías ciclistas en la ciudad que permiten a los habitantes de cualquier barrio llegar en menos de quince minutos a la zona central. La red ciclista tiene además su propia regulación, separándola de la relativa al tráfico motorizado. Existen semáforos específicos para bicicletas que disminuyen las paradas, carriles segregados, otros con preferencia sobre los coches e importantes zonas de aparcamiento. En un ejemplo claro del deseo de la vuelta de las bicicletas a las calles se tomó una decisión sin precedentes. La antigua autovía de seis carriles a orillas del Rin fue soterrada para dejar a su paso por la ciudad a una gran vía verde para uso ciclista, bien de movilidad o deportiva. Lo cierto es que, en su momento y salvando las distancias, fue algo similar a lo que se hizo en España con la creación de uno de los tesoros de la capital, Madrid Río, un gran espacio en el que también tienen cabida los carriles para bicicleta.
En Düsseldorf la venta de bicicletas eléctricas y tradicionales ha subido exponencialmente, a lo que habrá de sumarse la extensa red de e bikes de alquiler que el consistorio pone a disposición de habitantes y turistas. Aun con todo ello, queda trabajo por hacer. Los actores políticos de Düsseldorf lo saben y así lo recuerdan en cada edición anual del Cycling World Europe, que ha hecho del Rin-Ruhr su sede habitual. Pese a lo que algunos tildan de pasado, la ciudad ha visto el futuro en el uso diario de la bicicleta. Seguridad, sostenibilidad y salud son las huellas que dejarán sus ruedas.