El destino estaba a punto de desbaratar, de un plumazo, tantos años de esfuerzo. Cuando se lo comunicaron, la segunda posición de Ezequiel o su victoria, iban a quedar relegadas a un segundo plano.
![Gustavo César Veloso: La despedida de "Velhote" (2ª parte)](/uploads/static/ciclismo/upload/images/gallery/5e5f9c500de69483043493bc/5e5fa3660ce69459198b4578-gustavo-cesar-veloso-la-despedida-de-velhote-2a-parte.jpg "Gustavo César Veloso: La despedida de "Velhote" (2ª parte)")
El año siguiente, dos días antes de que el equipo gallego presentara la documentación ante la UCI, incluyendo los contratos firmados, la prensa filtra el positivo de uno de sus integrantes. Dos días antes, Álvaro Pino, habla con sus corredores: “Chicos, me acaban de llamar y el equipo no sale". Gustavo reaccionó con incredulidad. Los documentos estaban firmados. Sintió que el caso de dopaje era la justificación perfecta para no ir adelante con el equipo. Quizá la decisión ya se había tomado con anterioridad.
De un día para otro. Gustavo ya no era aquel ganador de etapa. Su palmarés no valía nada. Su único cobijo eran sus compañeros de entrenamiento. Sus esfuerzos por mantenerse en forma un año más con la esperanza de que algún equipo se acordara de él el año siguiente. Tenía el consuelo de poder pasar más tiempo con sus hijos. Por las mañanas, cuidaba de su niño recién nacido mientras su mujer trabajaba. Por las tardes, trataba de no sucumbir a la lluvia. Era fácil. El miedo a la retirada era la que verdaderamente encharcaba su moral.
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Pero una llamada volvió a cambiar su suerte. "Gallego, espero que te hayas cuidado bien porque te vamos a exprimir como un limón", bromeó Paco Cabello. El Mánager del Andalucía se había acordado de él. Una confianza tan necesaria como efímera. A finales de esa misma temporada, el equipo cerraba sus puertas. De nuevo, una decisión tomada por tipos con corbata que poco o nada parecían tener que ver con el ciclismo, al que quizás sólo concebían como modelo de negocio.
Esta vez, la decisión no le cogió al improviso. Decidió volver a los orígenes, al ciclismo portugués donde comenzó su carrera. La premisa era fácil. Si conseguía volver a disfrutar, seguiría, sino, sería el momento de dedicarse a otra cosa.
El OFM-Quinta da Lixa le reclutó para que destacara en la Volta a Portugal del año siguiente. Gustavo la preparó a conciencia. Consiguió ser segundo. Pero la victoria era moral. En la etapa que terminó en Torre se reflejó a su mejor versión. Tras años de incertidumbre de nuevo se sentía con la ilusión de seguir.
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Sin embargo, los problemas parecían perseguirle. El año siguiente, en 2014, aunque nunca se hizo público, el equipo reconoció internamente a sus corredores estar pasando por problemas financieros. Tanto él como sus compañeros aceptaron correr sin cobrar hasta la disputa de la Volta, momento en el que se encontró el patrocinio de W52, que aún permanece, aunque dicho patrocinio sólo estaba garantizado para la disputa de aquella prueba.
Los corredores pidieron reunirse con la Directiva y acordaron que sólo la correrían si se expulsaba del equipo a aquellas personas que habían desencadenado el problema. Tras conseguirlo, Gustavo tranquilizó a sus compañeros. Podía ganar la prueba, pero debían mantenerse unidos. Por eso, aquella victoria fue especial, aunque se repitiera el año siguiente. Había servido para salvar la situación. Para que todos sus compañeros pudieran seguir manteniendo sus puestos de trabajo. Eso estaba por encima de todo.
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“Chicos, me voy a trabajar, ya sabéis que mi oficina es la más grande del mundo, empieza y acaba al cruzar esta puerta", les dijo a sus hijos. Cada vez cuesta más hacerlo. Los niños crecen sin su permiso. Lo hacen mientras él talla su frente en sufrimiento. Porque aún se debe al ciclismo. Pero esta vez, será la última. Acordó hacer números redondos. Con 40 años cumpliría 20 temporadas como profesional.
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En Agosto disputará su última Volta a Portugal. La más fácil. Su único objetivo será disfrutarla. Ya sea para disputarla o para ayudar a sus compañeros. Sin más presión que el placer del trabajo cumplido. Después dará por terminada su carrera deportiva. Quizás ya esté preparado para ello. Quizás. El 8 de marzo disputará la Clásica de primavera de Portugal en Povoa de Varzin. Allí ganó su primera carrera como profesional. Puede que le reciba con nostalgia. Con un nudo en la garganta. Puede. Ahora, de momento, "Velhote", debe cruzar la puerta, entrar en la oficina, que estará mojada, para variar.
Aquí puedes leer la 1ª parte de Gustavo César Veloso: la despedida de "Velhote"