Sergio Higuita: revolución colombiana para el Euskadi

El Blog de Rafa Simón

Rafa Simón - Fotos Photo Gomez Sport

Sergio Higuita: revolución colombiana para el Euskadi
Sergio Higuita: revolución colombiana para el Euskadi

Vaughters tenía razón. Nadie le había pedido nada. Quizás por eso esté disfrutando en ese mar tan agitado. Nuevo ataque de Valverde, con Adam Yates soldado a su rueda. Ese ha dolido. El Garmin le anota una nueva subida de Vatios. Pero las verdaderas sensaciones, las del corazón, se las escribe el pecho bajo su maillot. Tatuadas como una punzada.

Nada le hará cambiar de idea. Cada pedalada es como un guiño de “Rigo". De superación personal. Su objetivo al comenzar el ascenso era seguir la rueda de Ion Izaguirre. El vasco declaró a los medios que iba a por la Vuelta a Valencia, así que él había escogido su rueda.

Sergio Higuita: revolución colombiana para el Euskadi

Sergio Higuita: revolución colombiana para el Euskadi

Los aficionados pasan como centallas a ambos lados del Alto de Alcossebre. Todos reparten ánimos para sus ídolos: Valverde, Yates, Izaguirre. A él, en cambio, le miran. Le regalan un “ánimo Euskadi" como pequeño obsequio. Lo pone bien grande en su anaranjado maillot. Pero eso no le hace invisible. Ni para el público, ni para el resto de favoritos, que siguen respetando su posición tras la rueda de Ion.

Hace ya mucho tiempo que perdió el miedo al miedo. Cuando decidió hacerse ciclista. Con 18 años fichó por el Manzanas Postobón. Se llenó la mochila de deseos, de los aprendizajes de su Director, Luis Fernando Saldarriaga. A Saldarriaga le llaman “el profesor", porque, además de a ser ciclista, te enseña a pasar por la vida con la cabeza alta, para aprender de los errores.

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Su Director le hizo saber que debía dejar la vida en Medellín a un lado. Renunciar a los pequeños placeres de una buena comida de fin de semana junto a sus padres. A los paseos por un Centro comercial junto Laura, su novia. Le esperaban giras por Europa, para empaparse de buen ciclismo. Marleny y Leonardo habían hecho muchos esfuerzos para juntar el dinero suficiente para comprarle una buena bici, de las de carbono. No hay muchas entre los niños de Colombia. Tuvieron, incluso, que pedir ayuda a su primo Nelson, para que su hijo pudiera correr en condiciones.

Pero el momento más especial llegó en su país, el año pasado. Tras la disputa de la etapa reina de la Vuelta a Colombia amateur. Sergio no sólo consiguió liderar la clasificación de los sub23, también conquistó la etapa más dura. Semanas después, su éxito sonó en la puerta de los coches de los equipos profesionales que disputarían la Vuelta a España. Su representante repartió sus hazañas en un papel a cada Director. Muchos ofrecieron sus disculpas, otros dudaron.

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En cambio, Jonathan Vaughters, Mánager del Education First, agarró con decisión el manojo de papeles. Luego pidió hablar con el chico. Creyó asustarle, pero no fue así. A pesar del trato propuesto: “Sergio, te quiero en mi equipo, pero no ahora. Te voy a dar tres años, pero no pretendo presionarte. El primer destino será Euskadi, allí irás cedido la primera parte de la próxima temporada, para que empieces a correr carreras de primer orden, pero sin presión".

En Euskadi encontró rápido la complicidad de chicos como él. Como Ibai Azurmendi o Antonio Soto. Corredores jóvenes que también buscan aprender, alargar todo lo posible su estancia en el profesionalismo. Hoy se han esforzado mucho para que a Sergio no le faltara de nada camino del último alto. Desde darle comida hasta dejarle lo mejor colocado posible entre los grandes equipos de favoritos.

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Hace unos meses, cuando llegó al equipo, Sergio quiso agradarles, aprender algo de Euskera para corresponder con su hospitalidad, pero su iniciativa duró unos días. Ahora son sus compañeros los que le piden aprender su jerga Colombiana. Uno de ellos tenía ventaja. Peio Goikoetxea, el hombre más experimentado del equipo, había corrido un año en el Postobón.

Un día, en una concentración en Colombia, Peio compartió habitación con Sergio. El colombiano apenas era un debutante, un juvenil. El vasco le preguntó que a qué corredor le gustaría llegar a parecerse. Sergio, respondió firme: “A mí mismo, pero no al que soy ahora, sino al que seré dentro de algunos años, cuando mejore", le dijo sin dudar.

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Esa mejora pasó por un debut en una Vuelta a Asturias donde perdió media hora en la primera etapa. Sufrió calambres, frio, hambre. No sabía lo que era correr allí, con la élite. En vez de llorar su mala suerte en la habitación del hotel, se conjuró para que no le ocurriera lo mismo el día siguiente. De salida, cogió la fuga. Quería que su equipo, sobre todo Saldarriaga, se sintiera orgulloso.

Hoy, sigue teniendo un Director parecido. Jorge Azanza es como un padre. Pero más nervioso. Con un punto de locura que le hace reir, pero que le sigue ayudando a crecer despacio.

Son meses que no cambiaría por nada. Que le han servido para conocer Euskadi, una región tan húmeda, como verde. De gente humilde. A partir de junio llegará, esta vez si, la verdadera oferta de Vaughters. Debutar con el Education First. Entonces se pondrá a la órdenes de un verdadero líder: Rigoberto Urán.

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Todavía no le conoce. Bueno, quizás un poco, pero “Rigo" aún no lo sabe. Le escuchó una vez en una Conferencia multitudinaria que ofreció en Medellín sobre superación personal. Urán estaba abriendo los ojos a un chaval que seguía sus explicaciones sin pestañear, camuflado en uno de los numerosos asientos de la sala.

Adam yates se levanta sobre su bicicleta. A falta de menos de un kilómetro su arranque se revela definitivo. A sus 21 años, Sergio debería desistir. Adoptar la solución fácil del conformismo. Ni Azanza ni Saldarriaga le pedirían un segundo más de miseria en una guerra que no era la suya.

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Tampoco Mikel Landa. Mikel, además de ser uno de los corredores de Movistar, también es el Presidente del Euskadi. El día de la presentación, se acercó a Sergio. Él quiso decirle que le seguía por la televisión desde que era un crío, pero Mikel obvió el halago. Le dijo que estaba encantado de tenerle en el equipo, aunque sólo fuera por unos meses. Porque sabía que iba a triunfar. Pero no ahora. Y que debía ser fan de si mismo, pero dentro de unos años. Tal y como Sergio le confesó a Peio en la habitación de un hotel. Que ahora sólo debía disfrutar. Sin presión.

Sergio Higuita: revolución colombiana para el Euskadi

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Quizás ese sea su secreto. Sergio disfruta de la pelea porque nadie le ha pedido meterse ahí. De la adrenalina de estar a rueda de Ion Izaguirre. De hacer sentir orgulloso a sus padres, a Laura. Aunque no puedan verle allí. Su futuro debe estar en Europa. En el ciclismo de alto nivel. Ahora, rodeado de la modestia del Euskadi. Y, a partir de junio, junto a “Rigo". Podrá decirle que le conoce. De aquella charla. La que inspiró su talento.