Va por ti, Jesús

El Blog de Rafa Simón

Rafa Simón

Va por ti, Jesús
Va por ti, Jesús

¡Hola Jesús!

El sábado me acerqué a saludarte a Valladolid, a la Plaza Mayor, como todo el mundo. Bueno, yo no quería, no sé si lo sabes, seguramente no, pero odio las despedidas. Me convencieron para que fuera. Yo tenía miedo. La noticia me pilló en Madrid. Sentí que era un buen momento para aislarme, para encontrar refugio en mi bici del gimnasio. Ojos que no ven…Quería sentirme seguro. No pensar.

En Valladolid lo único que haría sería preocupar a mis padres, que estaban al corriente de la noticia. Al principio me inventé que como iba a nevar quizás era mejor que no fuese. No coló. Nada más entrar por la puerta me preguntaron si te conocía. No supe articular palabra. Las miradas hablan. A veces demasiado.

El caso es que quería contarte que la has liado buena. No sabes la de gente que había en la Plaza Mayor, mil lo menos. Todos ciclistas. Y medios de comunicación. Trato de super estrella, para que veas. Quise esconderme un poco entre la masa, ya sabes, pasar desapercibido. Pues toma foto en primer plano de mi pandero. ¡Jesús, copón, que soy muy coqueto! Así no se puede, hombre. Mira la foto, pero no te rías.

Tampoco me digas que me viste, ¿no seas falso,eh?con toda la gente que había…Pero por si has pasado lista. Eso si, la bici impoluta, que me la limpió Isra antes de ir, para que veas, que ahora no me digas que no encanta reírte de lo marrana que la llevo siempre. Un año llevaba sin pasar por debajo del agua y el jabón, que parecía de ciclo cross.

De la Plaza mayor nos condujeron por Zorrilla, por la salida de Covaresa, hacia Tudela, por las Maricas. Tenías que haberlo visto, era precioso. Una hilera impresionante de ciclistas. Yo te imaginaba delante, tirando del grupo, como hacías siempre que nos encontrábamos. Este año tenía ganas de darte un poco “de cera” en los repechos. Intentarlo al menos. ¿Sabes?, un día me dijiste que me “odiabas subiendo”, aunque con lo que me quedo es con otra cosa. Con lo de que te hacía reír.

Yo hoy no tengo ninguna tontería que contarte. Estoy bloqueado. No entiendo nada. Me han tratado de explicar como ocurrió. Que si el arcén por donde ibais tú y Aitor ya tenía dos metros, que si la rueda, aunque vaya en la línea del arcén, medio cuerpo supuestamente va fuera, que si ahora lo tienen que calibrar, que si la abuela fuma.

Ese camión debió abrirse, separarse, por simple ética, por sentido común. ¿Pero sabes lo que te digo? Que no odio al camionero que os arrolló. Siento lástima por él. Por mi puede buscarse el mejor abogado, encontrarle las cosquillas a la ley e irse de rositas. Su imprudencia le va a perseguir siempre. Cada noche. Y me gustaría que se lo explicase a tu madre. Sólos. Que la mirase a los ojos y que la dijera porqué no tuvo el sentido común de apartarse un poco. A una madre no la va a engañar.

Con lo de Diego y Sergio están igual. Ya han pasado tres años. La chica sigue con el rollo de que tomó un antidepresivo, que no iba bebida. Y no llegan a una resolución judicial. Antes la odiaba. Ahora me da igual. Ella sabe lo que pasó. Y que es una miserable. Maldito metro y medio. Que costará respetarlo.

Oye, mírate el facebook, cuando puedas. Te han puesto cosas preciosas. Yo iba a hacerlo también, pero me pasa como ahora, que se me nubla la vista, que llevo un nudo en la garganta que no me deja hablar y no sabía que ponerte. Pero quería tener un ratito contigo, para decirte que eres un buen tío. Aunque ya no pueda decírtelo en persona.

Y lo peor es que no serás el último. Ahora has conseguido hacer ruido. Pero esto quedará en un suceso, te lo digo yo. En quince días estaremos otra vez igual. Pasando miedo con los coches. El tiempo es el olvido, un recuerdo bonito para los que te tienen presente, pero no aporta soluciones. No se endurecen las penas por atropellos. Esto es un desastre, Jesús.

Oye, me preocupan Tinín, Jose Ramón, Felipe. Quise acercarme el sábado a animarles. No me atreví. Yo no sé consolar, y sólo con verles me contagiaron el llanto. Lo que pasa es que detrás de las gafas oscuras no se ve. ¿Échales un cable, vale? Contagiales el cachondeo que llevabas siempre encima. Les vendrá bien.

Y que me acuerdo de ti, Jesús. Como mucha gente. Que no te merecías esto. Y gracias por decirme que te hacía reir. Me quedo con eso. De verdad que quería decirte que eras un buen tío. Aunque nos tensases en las subidas, o en el llano. Ahora ya no podré. Y yo no sé despedirme.

Por cierto, que Aitor ya está estable. Te lo habrán contado ya. Seguro que has sido el primero en alegrarte. Es la mejor noticia que nos pueden dar ahora. Porque el disgusto no nos lo quita nadie.
Va por ti, Jesús. Y por Sergio y Diego. Por un maldito metro y medio. Que costará.

Hasta siempre, bruto.

Fotos:

  • -El Día de Valladolid
  • -El Norte de Castilla
  • -Jesús