Aunque no me guste reconocerlo, la realidad es que muchos de los ciclistas que acuden a hacerse un análisis biomecánico a nuestro estudio nos comentan que no quedaron del todo satisfechos con otros análisis hechos previamente. A veces, he llegado a escuchar que tras el estudio iban peor de cómo llegaron. Incluso, en varias ocasiones, he tenido ciclistas que directamente me han dicho que no tienen ninguna fe en los estudios. ¿Por qué puede darse esta situación? ¿Estamos fallando tanto los biomecánicos? En nuestra defensa, me gustaría hacer una serie de aclaraciones para explicar al lector por qué no es tan fácil dar con la posición perfecta para que un ciclista esté cinco horas pedaleando sin sufrir más de la cuenta: Análisis bajo la lupa de la biomecánica La biomecánica del ciclismo es una disciplina reciente que todavía no ha sido muy estudiada a nivel científico, y por lo tanto, poco sabemos sobre ella desde un punto de vista experimental. La investigación que hay al respecto se ha basado más en el ámbito del rendimiento que en el del confort o la prevención de lesiones. Estamos trabajando con personas, no con robots. ¿Qué quiero decir con esto? Que no todos somos iguales en cuanto a flexibilidad, movilidad articular, fuerza, coordinación muscular, etc. Y por lo tanto, no todos vamos a ir cómodos en la misma posición. Si observamos las posiciones de los ciclistas profesionales, es fácil comprobar que no todos van en las mismas posiciones, ni mucho menos. Dar con la que a cada uno de nosotros nos va bien es el gran reto. Para comprender todas las particularidades del movimiento humano es importante que el profesional que lleva a cabo los estudios tenga formación en Ciencias del Deporte o de la Salud. Ahora bien, si el análisis biomecánico está bien realizado, es incuestionable que nos va a reportar muchas ventajas en nuestras salidas en bici: Vamos a disfrutar mucho más de la bicicleta, ya que no tendremos dolores o molestias asociados con la práctica del ciclismo. Y es aquí donde me gusta recalcar la idea de que pasar varias horas pedaleando sobre la bici no es sinónimo de sufrir dolores de espalda, de cuello o de rodillas. Si la bici está correctamente regulada y los componentes son los adecuados, es perfectamente normal hacer 6 horas de ciclismo sin grandes molestias. Por desgracia, gran parte de la población ciclista cree que montar en bici es sinónimo de ser capaz de soportar dolencias. Análisis bajo la lupa de la biomecánica Prevención de lesiones. Es obvio que si estamos bien posicionados sobre la bici no tendremos riesgos de sufrir lesiones asociadas a la práctica del ciclismo. Al respecto, hay que señalar que precisamente una de las características del ciclismo es que por su ausencia de impacto es uno de los deportes con menos lesiones, exceptuando las provocadas por las caídas. Aun así, si la posición es incorrecta sobre la bici es cierto que pueden aparecer algunas lesiones si estamos pedaleando muchas horas. Las más frecuentes son las tendinitis de rodilla, las lumbalgias, las cervicalgias, las metatarsalgias y las lesiones en la zona perineal. Antes de notarlas, es muy frecuente que se generen sobrecargas musculares que motivan muchas visitas al fisioterapeuta cuando la posición no es buena. Una posición correcta sobre la bici debería suponer una reducción drástica de las visitas al fisioterapeuta, y por lo tanto, un ahorro de dinero considerable. Si observamos las posiciones de los ciclistas profesionales, es fácil comprobar que no todos van en las mismas posiciones, ni mucho menos Mayor eficiencia muscular. Cuando la posición es la correcta, el trabajo muscular va a estar optimizado, por lo que aprovecharemos mejor las fuerzas que aplicamos sobre los pedales. En otras palabras, nos fatigaremos menos o produciremos más potencia. Aunque esto es algo muy difícil de cuantificar. Mejor aerodinámica. Aunque seamos cicloturistas, a todos nos gusta ir rápido sobre la bici y ver que la velocidad media de nuestras salidas cada vez es mayor. Cuando circulamos en llano, la principal resistencia que tenemos que vencer es la del viento, así que ser capaz de pedalear en una posición más o menos aerodinámica va a determinar nuestra velocidad. Sin que sea el objetivo primordial de los análisis biomecánicos para cicloturistas, optimizar la aerodinámica sin perjudicar la comodidad es algo a tener en cuenta durante un estudio. Hacer una buena compra de nuestra bici. Un análisis biomecánico sobre un potro ajustable es la mejor forma para saber qué bici debemos comprar en función de nuestras características. En este sentido, observamos que en las tiendas de ciclismo no siempre se ofrece el mejor asesoramiento en esta cuestión, bien por desconocimiento biomecánico o por intereses comerciales. Un biomecánico independiente será capaz de hacer una buena recomendación en este sentido. Análisis bajo la lupa de la biomecánica Cómo elegir un buen biomecánico Aunque no es sencillo, estas son unas cuantas preguntas que debemos hacernos antes de ponernos en manos de un biomecánico. De entrada, siempre es interesante tener algo de información sobre su formación y su experiencia. Lo ideal es que esta información esté publicada en su página web, en su Facebook o en cualquier web o aplicación. La información que nos interesa recabar sería la siguiente: ¿Qué formación tiene? En cuanto a una formación generalista, lo ideal sería tener alguna titulación universitaria o de grado medio en el ámbito de las Ciencias del Deporte y/o de la Salud. Recordemos que la biomecánica del ciclismo no está regulada formalmente, por lo que cualquier persona podría llevarla a cabo desde un punto de vista legal. En cuanto a la formación en biomecánica del ciclismo, al no existir ninguna titulación oficial, siempre está bien conocer qué cursos se han realizado en la materia. ¿Qué experiencia tiene? Como hemos explicado anteriormente, gran parte del conocimiento que tenemos sobre la materia proviene de la experiencia que tengamos analizando y observando ciclistas. Cuantos más años de experiencia tengamos, normalmente mejores análisis saldrán. ¿Monta en bici? Como hemos explicado anteriormente, las sensaciones son muy importantes en los análisis biomecánicos, y por lo tanto, es necesario montar en bici con cierta regularidad para saber y conocer las sensaciones que luego los ciclistas nos van a comentar. ¿Tenemos algunas referencias? Siempre está bien tratar de conocer las experiencias de otros ciclistas con ese profesional. Para ello, aparte del boca a boca, es aconsejable buscar información en las redes sociales o en foros de internet. Análisis bajo la lupa de la biomecánica ¿Qué tecnología o sistemas usa? Aunque el hecho de usar más o menos tecnología no nos hacer mejor o peor profesional, lo cierto es que normalmente nos puede aportar más precisión y calidad a los análisis biomecánicos. En este sentido es interesante comprobar que el profesional utilice algún tipo de sistema de análisis dinámico, ya sea con vídeo o con un sistema de captura de movimiento. Una herramienta muy útil de la que disponen algunos biomecánicos son los potros ajustables con los que se pueden hacer modificaciones de la posición del ciclista sobre la marcha sin necesidad de dejar de pedalear y sin tocar ningún tornillo de la bici. Además, sirven para simular diferentes modelos y tallas para hacer recomendaciones al respecto antes de adquirir una bicicleta nueva y no llevarnos sorpresas. También son útiles los sistemas de análisis de presión sobre el sillín y las plantillas de la zapatilla. Análisis bajo la lupa de la biomecánica ¿Cómo debe ser el análisis? Hace unos años, Ximo Borrás y un servidor creamos la Asociación Española de Biomecánica del Ciclismo. Uno de los objetivos de la misma era mejorar la calidad de los análisis biomecánicos. En su día redactamos un documento en el que se recogían las características que debían cumplir lo que podemos considerar un análisis biomecánico profesional. Este es un resumen de este documento: Un análisis biomecánico tipo se define por las siguientes características: --Sigue un protocolo concreto y relativamente estandarizado. Es interesante comprobar que el profesional utilice algún tipo de sistema de análisis dinámico, ya sea con vídeo o con un sistema de captura de movimiento. El análisis debe realizarse con las condiciones adecuadas de luz, espacio, ruido y temperatura, preservando la intimidad del ciclista. Incluir algún tipo de estudio dinámico de la posición para una correcta valoración biomecánica. Un análisis biomecánico profesional es normalmente una sesión de entre una y tres horas que tiene las siguientes partes: 1 Entrevista con el ciclista, durante la cual el biomecánico recoge información de sus objetivos deportivos, su historial de lesiones y/o molestias así como otros datos que puedan ser relevantes a la hora de realizar el estudio. 2 Una evaluación sobre la bicicleta y fuera de ella con diferentes componentes dependiendo de la formación del biomecánico, las necesidades del ciclista y las herramientas disponibles. 3 Modificaciones en la bicicleta basadas en la evaluación. 4 Otros servicios como el entrenamiento de la postura, enseñanza de ejercicios correctivos, ajuste de la mecánica del pedaleo y entrenamiento de la flexibilidad/fuerza. 5 Elaboración de un informe detallado que incluya las medidas de la bici recomendadas. Análisis bajo la lupa de la biomecánica Lesiones por sobrecargas habituales y síndromes de dolor que suelen ser resultado de un mal análisis biomecánico: Dolor de rodilla. Dolor en la región baja o media de la espalda. Dolor en cuello y/o hombros. Dolor en manos y/o adormecimientos. Dolor en pies y/o adormecimientos. Dolor en perineo y/o adormecimiento genital. Análisis bajo la lupa de la biomecánica Situaciones en las que se precisa acudir a un profesional de la salud: Son necesarios unos ajustes muy alejados de la posición neutra para conseguir una posición sin dolor. Dolor o problemas persisten después de varios análisis biomecánicos. El dolor continúa fuera de la bicicleta, incluyendo dolor nocturno. Se presentan síntomas neurológicos o irradiaciones. Disfunción pélvica, intestinal o sexual. Sintomatología articular, calor, bloqueos, estallidos o chasquidos. Cualquier diferencia en la longitud ósea, funcional o estructural. Descenso repentino o notable en la capacidad física en un período de práctica habitual. Otros problemas que están fuera del ámbito profesional del biomecánico.