La fruta fresca, el mejor aliado del ciclista

A partir de la primavera podemos encontrar en los mercados y fruterías una mayor variedad de vegetales que anuncian que los ciclos anuales de cultivo se han completado. Fresas, cerezas, ciruelas, nísperos... alegran las estanterías de las tiendas y nuestros paladares.

Independientemente de sus cualidades ornamentales, la fruta fresca nos proporciona algunos nutrientes insustituibles que son imprescindibles tanto para la asimilación de otros elementos, como para el correcto funcionamiento de nuestro metabolismo.

Desde 1920 se tiene demostrado científicamente que algunos principios nutritivos, como es el caso de las enzimas y algunas vitaminas, son imposibles de sintetizar químicamente y el mismo Bircher Bernner (el virtual inventor del Müesli) incidía en la necesidad de hacer la mezcla de cereales con fruta fresca para conseguir un desayuno completo.

En la actualidad hay un cierto grado de confusión respecto a la estacionalidad de algunas frutas debido a la implantación de procesos industriales en su comercialización. La conservación masiva en cámaras, el cultivo en invernaderos y el madurado artificial, propician el que podamos conseguir naranjas, peras o manzanas durante todo el año. No obstante, es más recomendable comprar la “fruta de temporada" siempre que sea posible porque, además de poseer mejor sabor y más bajo precio, contiene un mayor número de nutrientes que se pierden en los procesos de larga conservación o cultivo artificial.

Durante una sesión de ciclismo, por razones evidentes de conservación y transporte, no podemos emplear toda la fruta que hay en el mercado, reduciendo la disponibilidad a plátanos, naranjas, manzanas o mandarinas, que son las más resistentes pero, en la dieta diaria, debemos tener presentes los beneficios que todas las frutas nos aportan.

Enzimas

Son sustancias que, sin entrar a formar parte del proceso final en una reacción química, resultan imprescindibles para que dicha reacción se produzca. A tal cualidad se le da el nombre de “catalizador" y las enzimas actúan especialmente sobre organismos vivos (flora bacteriana del intestino, jugos pancreáticos, bilis...). También se les da el nombre de fermentos y son imprescindibles en los procesos de transformación de aminoácidos, vitaminas y glúcidos.

Todas las frutas frescas contienen diferentes enzimas que se pierden al someterlas a cualquier tipo de transformación culinaria (cocido, desecado, asado...) y, al hacerlas zumo, debemos consumirlas con celeridad para evitar su oxidación (que precisamente es producida por las enzimas asociadas a los azúcares y al oxígeno del aire).

Vitaminas

Aunque las frutas poseen un sinfín de vitaminas y sustancias sinérgicas de las mismas, las que más nos interesan son la vitamína C, producida en nuestro organismo por la metabolización del ácido cítrico y el caroteno, precursor de la vitamina A.

La vitamina C activa las funciones de todas las células (especialmente las musculares) y es uno de los mejores antioxidantes naturales que existen (antagonista de los radicales libres, como los peróxidos orgánicos, que pueden producir lesiones en los tejidos blandos). Además, según algunos autores, parece actuar como potenciador de nuestro sistema inmunológico, favoreciendo la resistencia de nuestro organismo ante algunas enfermedades infecciosas.

El caroteno puede ser metabolizado por nuestro aparato digestivo bien como vitamina A o como retinol, dependiendo de nuestras necesidades orgánicas. La vit. A es la encargada de formar las células que recubren la piel, los ojos y algunos órganos internos y el retinol se encarga de construir el pigmento visual que contiene la retina del ojo, impidiendo afecciones como la ceguera nocturna o la fotofobia (intolerancia a la luz solar).

Azúcares

No existe ningún alimento en la naturaleza que posea mejor calidad de glúcidos que la fruta fresca; no sólo por el valor glucídico neto, sino por la facilidad de su asimilación al ser ingeridos éstos en compañía de enzimas altamente digestivas.

En la tabla adjunta hemos separado los azúcares para que analices qué fruta es más conveniente para conseguir energía rápida (monosacáridos = glucosa y fructosa) y cuál es la más recomendable para reponer las reservas de azúcares en el organismo (disacáridos = sacarosa).

Fibra dietética

La celulosa o fibra vegetal es un tipo especial de glúcido (carbohidrato) que no pasa del intestino a la sangre y, por lo tanto, no se puede considerar una fuente de energía. Por el contrario es un elemento imprescindible en la dieta para culminar otros procesos biológicos, fundamentalmente los digestivos. Entre sus funciones fundamentales se encuentran: activar los movimientos intestinales, absorber residuos tóxicos del tubo digestivo y eliminar otros residuos, como es el caso del colesterol. La celulosa es un elemento exclusivo del reino vegetal, especialmente de las frutas y cereales integrales, no estando presente en ningún alimento animal (carnes, huevos, quesos, pescados...).

Contenido aproximado de nutrientes en 100 gramos de fruta fresca