¿Estos días hay que cuidarse?

También en los días festivos más señalados del calendario seguimos siendo ciclistas, pero... ¿hasta dónde debe prevalecer nuestra afición sobre las costumbres navideñas?

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¿Estos días hay que cuidarse?
¿Estos días hay que cuidarse?

A escasos momentos de la Nochebuena y de la Nochevieja, tras la ventana y en la oscuridad del invierno, un cicloturista contemplaba el cielo estrellado. En esto, que observa como atraviesa el cielo una estrella fugaz. Por lo general, siempre se ha dicho que cuando se da dicha circunstancia, se deben cerrar los ojos y pedir un deseo. Nuestro cicloturista no iba a ser menos, por lo que cerró los suyos y pidió el deseo: quiero volverme ectomorfo (se dice de quien tiene el cuerpo delgado y estilizado).

Dicen que los deseos no deben decirse públicamente, porque de lo contrario no se cumplirán. Y por la cuenta que le trae a nuestro amigo, este sueño con mayor motivo; porque como se le ocurra abrir la boca y llegue a oídos de cualquiera de sus allegados semejante ilusión, lo que le van a decir seguro es que sí, que lo va a ser; pero amorfo a nivel cerebral.

Para aquellos que desconozcan el significado del término ectomorfo, se podría resumir en pocas palabras. De momento, en las comidas o las cenas durante estas fechas, reza porque a un susodicho de éstos, no lo sienten a tu lado. Un ectomorfo, es aquel individuo que durante estas celebraciones navideñas, terminará con agujetas en los carrillos, repetirá por partida doble en cada plato que le ofrezcan y la pregunta general de los presentes, será dónde mete todo lo que come. Y después de Reyes, con un poco de suerte, igual ha engordado ciento sesenta gramos.

Y la gran mayoría, a pesar de cuidarse e intentar controlarse, es más que posible que  multiplique dicha cifra. Ahora entenderás porqué nuestro cicloturista, quiere ser ectomorfo. Porque con la que se avecina en lo referente a lo gastronómico, no se va a engordar ciento sesenta gramos. A esa cantidad, muy posiblemente haya que añadirle un número acompañado por la palabra "mil".

Una gran preocupación y un gran dilema. ¿Qué vas a poder cenar y comer en estos días tan señalados? Cuando llegues a casa de tus suegros, cuñados, hermanos o familiares varios, después de los saludos de rigor y a continuación de las primeras palabras inanes y dónde el tiempo meteorológico haya sido protagonista, sólo hace falta que al toca esféricos de turno y que por lo general, en el árbol genealógico suele encuadrarse en la rama política, se le ocurra decirte:

-¿Qué? ¿Cómo va esa bici? Este año parece que no te veo tan delgado.

Automáticamente, el perspicaz de turno, en caso de alarma nuclear y si de ti dependiese, acaba de quedarse fuera del refugio si sobra una plaza.  Aparte de hundirte en la miseria, ha confirmado tus sospechas y ha conseguido alimentar tu incertidumbre a la hora de escoger las viandas que te ofrezcan.

De entrada y hasta que os sentéis en la mesa, acaban de sacar un pequeño aperitivo.

-¿Qué quieres cariño? Cervecita, vino blanco o vino tinto.

-¿Hay Aquarius?

Información privilegiada: Tómate una copita de vino tinto que apenas contiene calorías y contiene resveratrol, un importante flavonoide muy beneficioso para la salud cardiovascular.

Mientras tomas tu bebida isotónica,  te dan a leer el menú tan especial que te han preparado: caldo de gallina criada en granja con comadreja y además desgrasado. La comadreja se tira todo el día persiguiendo a las gallinas, por lo que ya de por sí, el contenido graso de las mismas, es bajo. Brocheta de capón alimentado con maíz enriquecido con proteína Whey y verduras espolvoreadas con L-Glutamina. Sorbete de L-carnitina al limón. Asado de cochinillo anoréxico con patatas sobre cama de ramificados. Profiteroles integrales, rellenos de powerchoquibar. Todo ello regado con Agua enriquecida en sales minerales.

Por si acaso, el día de Navidad, mientras todos duermen, te das el madrugón y haces entre cien y ciento cincuenta kilómetros, para quemar lo de la cena y hacer hueco para la comida que te espera.

Anda, anda. No nos volvamos locos y disfrutemos de los placeres gastronómicos que se nos presentan... pero sin hacer el animal. Se puede comer y beber de todo, pero con moderación. Tampoco creemos que durante todos estos días te quedes sin salir en bicicleta, ¿no? Pues ya pasara la Navidad y perderás lo poco que hayas ganado.

¡Felices fiestas!