- Vienes de terminar el Tour de Langkawi con un noveno puesto en la general y una victoria de etapa de tu compañero Daniel Babor. ¿Cómo valoras la experiencia? - He terminado bastante contento. Me vi todos los días peleando por algo entre fugas, bonificaciones o metas volantes. El día de la etapa reina estuve cerca del resultado que pretendía, aunque al final no quedé tan bien colocado en la general como esperaba. Sobre todo feliz por la victoria de Babor. Faltó rematarlo con otro triunfo el último día, que ya habría sido increíble para consolidar el trabajo colectivo durante el Tour de Langkawi. En cualquier caso, era la primera participación prácticamente para todos en una prueba tan exótica y el balance es positivo. - ¿Sientes que tras parar por la caída que sufriste en la Vuelta a Burgos la temporada se te ha hecho un poco corta o ya tenías ganas de terminarla? - Después de la caída recuperé antes de lo que pensaba, pero había por delante un mes y medio prácticamente sin competir. En el tema mental fue duro estar tanto tiempo entrenando para luego disputar una única carrera. Al final fui a Langkawi notando la falta de ritmo, que fui cogiendo poco a poco. A día de hoy continúo con ánimos para seguir compitiendo, aunque está bien terminar con ganas de más. - Tres palabras para definirte como ciclista y otras tres en el apartado personal. - En la bicicleta diría diligente, meticuloso y cabezota. Como persona soy tranquilo, aventurero y divertido. - Ha sido tu tercer año en las filas del Caja Rural-Seguros RGA. ¿Qué balance haces de tu progresión? - Han sido tres años de mucho aprendizaje, pero Roma no se hizo en un día. Cada persona tiene su ciclo de mejora y yo estoy bastante contento. Las enseñanzas que adquieres se van notando. En el ciclismo, como en la vida, cada experiencia es un grado. Tres años ya y sigo motivado para continuar creciendo. - Te quedaste muy cerquita de entrar en la alineación para la Vuelta a España. ¿Crees que esa opción está cada vez más próxima? - Claro que me apetece disputar La Vuelta, ¿a quién no? El equipo cada vez confía más en mí y me siento preparado para cuando me toque correrla. Este año he tenido mala suerte, pero lo siento más cercano y estoy con muchas ganas. - Tu padre, ex ciclista profesional y ganador de una etapa en el Tour, dejó el listón muy alto. ¿Ser su hijo te ha supuesto una presión mayor o siempre has sabido sacar lo bueno de todo ello? - Presión, ninguna. Desde muy pequeño me acostumbré a que mi padre fuera exprofesional y de eso hemos sacado lo mejor de su experiencia, tanto yo como cualquiera que estuviera en nuestro entorno. - ¿El ciclismo es monotema en casa o sabéis darle variedad a la conversación? - Con mi padre se habla mucho de ciclismo, a veces más de lo que me gustaría (risas) Algún día le pido que me dé una tregua, que ando todo el día con bicis en la cabeza y le sugiero cambiar de tema, aunque pocas veces lo consigo (más risas) El caso es que al final es de lo que vivimos y lo llevo bien. - ¿Cuál es el mejor momento de tu trayectoria profesional hasta la fecha? - Me quedo con la Volta a Portugal del año pasado, porque venía de un momento difícil ya que una semana antes de la salida sufrí anemia. Sin embargo, en Portugal acabé ofreciendo un rendimiento muy bueno y conseguí disfrutar de una carrera como la Grandíssima. - Tienes un lado musical muy punk. ¿Cuáles son tus grupos favoritos? - Mi grupo preferido es Kaotiko. Se trata de un grupo de mi pueblo, Agurain, con el que me he criado. También La Polla Records; ¿se puede decir el nombre en la revista? (carcajada) También son de aquí. Su cantante, Evaristo, es un ídolo; para mí el más mítico que existe. - ¿Qué es lo mejor de ser ciclista profesional con 23 años? - El margen de mejora. Al final eres muy joven para aprender y dispones de muchos días para equivocarte, no sólo en la bicicleta sino en la vida en general. Con mi edad puedes tropezarte y seguir hacia adelante. - Háblame de tu localidad, Agurain. Si te nombraran consejero de Turismo, ¿qué lugares promocionarías en una visita guiada? - Lo más bonito de Agurain es el casco histórico, que une dos iglesias, y los montes de alrededor, que es donde más tiempo paso. Ahora están muy bonitos; me tiro la pretemporada por allí recogiendo hongos. - Confiesa tu sueño como ciclista. - Correr el Tour de Francia. Bueno... y terminarlo (ríe) Y ya que estamos, ganar dos etapas porque una ya ganó mi padre, así que le superaría (más risas). - ¿Sufres algún tipo de manía que consideres que se haya hecho crónica? - Ya no distingo bien las manías de las rutinas, porque con nuestra vida de monjes muchos días son iguales. En todo caso, sí que tengo una bien clara y es que si el preparador me pone cuatro horas de entrenamiento no puedo volver a casa con 3 horas y 59 minutos; debo llegar con las 4 horas o un poco más. - ¿Con qué persona del mundillo del ciclismo te irías de vacaciones? - Con mi compañero de equipo Calum Johnston. De hecho sería repetir con él; en 2022 nos fuimos ocho días de aventura a Marruecos. Estuvimos en el Sahara. Fue increíble ver monos e intentamos subir a las montañas más altas del norte de África. También este año en Malasia, durante la disputa del Tour de Langkawi, compartimos habitación y tras cada etapa, si no nos sentíamos muy cansados, salíamos a dar una vuelta por los alrededores del hotel. Al fin y al cabo, participar en una carrera tan exótica cuenta con ese tipo de ventajas.