Federico Martín Bahamontes, conocido como El Águila de Toledo, uno de los mejores escaladores de todos los tiempos y leyenda del deporte español, ha fallecido esta madrugada a los 95 años de edad, tal y como ha confirmado el alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, quien través de sus redes sociales ha informado que el Ayuntamiento de la ciudad ha decretado dos días de luto oficial "como muestra de dolor y reconocimiento de todos los toledanos".
Con profundo pesar, lloramos la pérdida de Federico Martín Bahamontes, el Águila de Toledo, un referente del deporte que ha llevado el nombre de nuestra ciudad a lo más alto.
— Carlos Velázquez (@cvelazquezromo) August 8, 2023
El primer español en ganar el Tour de Francia forma parte de la historia del deporte en nuestro país,… pic.twitter.com/QuRV3wBvou
Bahamontes -muy carismático; genio y figura-, fue el primer ciclista español en ganar el Tour de Francia, en 1959, prueba, en la que además consiguió en seis ocasiones el Gran Premio de la Montaña, categoría con la que también se alzó en el Giro de Italia (una vez) y en la Vuelta a España (dos veces). Además, fue segundo en el Tour de 1963 (tras una leyenda como Jacques Anquetil) y tercero en el de 1964, detrás de Anquetil y Raymond Poulidor.
Escalador superdotado y combativo, siempre a la ofensiva, era capaz de lanzar demoledores ataques en las rampas más duras para marcharse de sus rivales. Federico Martín Bahamontes logró 74 victorias como ciclista profesional., siendo sin duda la más importante y recordada la que consiguió en 1959 en el Tour de Francia.
Un triunfo que abrió el camino a Luis Ocaña (1973), Pedro Delgado (1988), Miguel Induráin (de 1991 a 1995), Óscar Pereiro (2006), Alberto Contador (2007 y 2009) y Carlos Sastre (2008), los otros ganadores españoles de la Grande Bioucle. Federico Martín Bahamontes fue un pionero y un ciclista único.

"El Águila de Toledo"
Nacido en el pequeño pueblo toledano de Santo Domingo Caudilla en 1928, a unos 30 kilómetros de la capital toledana, su verdadero nombre era Alejandro, pero un hermano de su padre se empeñó en que se le llamara Federico. Su infancia y juventud estuvieron marcadas, en una familia muy humilde, por la Guerra Civil y la postguerra, y su primer oficio fue el de aprendiz en un taller de carpintería. Al poco tiempo se fue a otro taller de bicicletas, que regentaba su antiguo ídolo local Moisés Alonso, un destino que marcaría su futuro.
Bahamontes completaba los ingresos familiares dedicándose al estraperlo, para lo que siempre usaba su bici. Haciendo encargos por las empinadas calles toledanas fue desarrollando sus innatas condiciones escaladoras. Comenzó su carrera como aficionado con 19 años, casi por casualidad, y logró su primer triunfo con una bicicleta de paseo que había comprado por 150 pesetas
‘El Lechuga’, mote heredado de su abuelo, que trabajó en una frutería -‘entre col y col, lechuga’, al traducirse col en francés (colline) puerto de montaña-, tuvo que esperar dos años (1949) para hacerse un nombre, al triunfar en el Trofeo ‘Luis Guijarro’ y en la Vuelta a Ávila. A principios de los años 50 Bahamontes comenzó a multiplicar sus éxitos: Madrid-Toledo, lVuelta a Albacete, Vuelta a Málaga, el campeonato de Castilla...

En 1953 participó por primera vez en la Volta a Cataluña para dar el paso al profesionalismo al año siguiente. Se ubicó en Barcelona y fichó por el equipo de Santiago Mostajo, para lograr el primer podio internacional en la subida al Mont Agel, en Mónaco.
Ya ‘fichado’ por el seleccionador nacional, Julián Berrendero, llegaron las primeras victorias en las altas cumbres francesas desde su primera presencia en el Tour (1954), convirtiéndose en ‘rey’ de la montaña, hasta en seis ocasiones: 1954,1958, 1959, 1962, 1963 y 1964. Un año más tarde (1955) se estrenó en la Vuelta a España -carrera en la que acabaría segundo en 1957-, pero no pudo participar en el Tour por una enfermedad, aunque se tomó la revancha al año siguiente cuando se empezó a forjar la aureola de gran escalador, que confirmó con un cuarto puesto final en la general individual.
En 1957 acabó segundo en la Vuelta a España y, ya bajo el apodo de 'El Águila de Toledo' con el que le denominó el diario 'L'Equipe', se retiró en la novena etapa del Tour, si bien en la siguiente edición se sacó la espina al ganar la montaña y acabar sexto en la general.
Fue en 1959 cuando, de la mano de Fausto Coppi, que le convenció para fichar por su equipo, el Tricofilina, logró su mayor éxito: ganar el Tour de Francia, por delante de Henri Anglade y Jacques Anquetil. En esa edición, pese a no ser favorito, sentenció el primer triunfo nacional en Francia tras una larga escapada en los Pirineos y una cronoescalada en Puy de Dome.

No pudo ser peor la campaña post Tour, puesto que se fracturó el fémur en la Vuelta a Levante y en la Vuelta a España se retiró a dos etapas de la conclusión, en señal de protesta por la exclusión de su gran gregario Julio San Emeterio. Tras un mal 1961, con retirada en el Giro, no compareció en el Tour, donde sí estuvo en 1962, año en que los equipos nacionales dieron paso a las escuadras comerciales.
En 1963 Bahamontes fichó por el equipo francés Margnat-Paloma y en un Tour que dominó Jacques Anquetil ganó de nuevo la clasificación de la montaña, una etapa y acabó segundo de la general. El año siguiente, 1964, el escalador toledano finalizó tercero por detrás de Anquetil y Raymond Poulidor, en una edición en la que se adjudicó su sexto y último título de la montaña, y ganó dos etapas.
En su última campaña como profesional, 1965, terminó décimo en la ronda nacional y no pudo finalizar la ronda gala: en la etapa de montaña entre Dax y Bagnères-de-Bigorre llegó penúltimo, a más de 50 minutos de Julio Jiménez, y abandonó al día siguiente. La última de sus 74 victorias, antes de colgar la bicicleta, fue en la Escalada a Montjuic (Barcelona), el 12 de octubre.
Escalador de leyenda
Durante sus doce temporadas como profesional -entre 1954 y 1965 , además de estrenar el casillero español en el Tour, subió al podio en otras dos ocasiones (segundo en 1963 y tercero al año siguiente) y una vez en la de la Vuelta a España (segundo en 1957). También consiguió once triunfos de etapa en las grandes vueltas: siete en el Tour, tres en la Vuelta y una en el Giro de Italia.Campeón nacional en Ruta en 1958, en su mejor faceta, la de escalador, ganó dos veces en la Vuelta, una en el Giro y seis en el Tour.
Ya retirado -sólo volvió a montar una bicicleta en público en un homenaje fúnebre al conquense Luis Ocaña, ganador del Tour de 1973 que falleció en 1994- Bahamontes se centró en gestionar su tienda de bicicletas y ciclomotores en Toledo desde 1966 hasta que cerró en 2004, y se convirtió en organizador de la Vuelta a Toledo durante 50 años, hasta 2015.
En 2013, coincidiendo con el primer centenario del Tour, recibió un homenaje de la organización en el que se le nombraba oficialmente el mejor escalador de la historia de dicha competición.

Hijo adoptivo de Toledo, Federico Martín Bahamontes ha recibido otros muchos reconocimientos, como una placa conmemorativa que le entregó el entonces embajador de Francia en nombre de la República Francesa y la elección como mejor deportista del Siglo XX de Castilla-La Mancha.
Desde el 6 de mayo de 2018, Bahamontes tiene una una escultura en bronce de su figura en el Miradero de Toledo, al final de la Cuesta de las Armas, casi a tamaño real y en su posición característica de gran escalador con la bici con la que ganó el Tour de Francia. Al acto de inauguración de esta escultura asistieron otros ganadores españoles del Tour como Pedro Delgado, Miguel Induráin y Carlos Sastre.