Aprovechando la primera jornada de descanso, el pelotón del Giro de Italia pone rumbo desde Hungría hasta Sicilia, donde mañana martes se reanudará la carrera ya en suelo italiano con una 4ª etapa que tendrá su final en el Monte Etna tras una exigente ascensión que supondrá la primera prueba seria para los favoritos de la general.
Será la primera de las dos etapas que transcurrirán por la isla más grande del Mediterráneo, que también albergará el miércoles la 5ª, ideal para velocistas, con salida en Catania y final en Messina, ciudad natal de Vincenzo Nibali.

Atrás quedan ya las tres etapas iniciales en suelo húngaro que vieron triunfar a Mathieu van der Poel, Simon Yates y Mark Cavendish. Ganadores ilustres para tres jornadas que no pasarán a la historia por su brillantez, aunque sí nos dejaron destellos de calidad Como el final en cuesta en Visegrád que se decidió en un vibrante duelo entre Van der Poel y Biniam Girmay; la emoción de la contrarreloj con el neerlandés del Alpecin-Fenix, vestido de líder, acechando el gran crono de Simon Yates; o el espectacular sprint que sirvió de colofón a la soporífera 3ª etapa, en el que Cavendish impresionó lanzándolo desde lejos para superar por potencia a Démare, Gaviria y Girmay y firmar su victoria número 160 como profesional.
El Giro de Italia sale de Hungría con Mathieu Van der Poel vestido de rosa y todos los favoritos en un pañuelo. Simon Yates es segundo a 11", Tom Dumoulin tercero 16", y a partir de ahí, en segundos, el resto de aspirantes. Entre todos ellos Iván Ramiro Sosa (Movistar) es, con diferencia, el que más tiempo ha cedido: 1´34".

Esto empezará a cambiar a partir de mañana, cuando los ciclistas afronten la primera llegada de montaña exigente, en el Mone Etna, una ascensíon de casi 23 km al 5,9% de pendiente media -con máximas del 14%- que será el colofón a una 4ª etapa que podría marcar las primeras diferencias significativas. En cualquier caso, empezaremos a ver quien está fuerte y quien flojea entre los aspirantes a los puestos de honor.

Después vendrán dos etapas mayoritariamente llanas, una de media montaña y otra por terreno quebrado antes de afrontar el domingo, como final de la 9ª, el otro gran desafío de la semana, el Blockhaus, una subida muy dura -aún más que el Etna- de 13,6 km al 8,4%, con los 10 km finales al 9,4% de media.

De ahí saldrá una clasificación general ya muy depurada, antes de dar paso a la segunda jornada de descanso del lunes 16. Repasamos a continuación los detalles de las etapa de una semana que empezará a marcar el devenir del Giro de Italia 2022.
Las etapas de la semana
4ª etapa. Avola-Etna. 172 km
Una etapa en el interior de Sicilia que supondrá el primer final exigente del Giro 2022. Desde Avola, la ruta pasa por Noto, centro del barroco siciliano. Luego continúa por las áreas de Pantalica y Vizzini mientras se acerca al volcán. El ascenso, que finaliza en el refugio Sapienza sigue un recorrido novedoso. En total serán 22,8 km de ascenso al 5,9% de pendiente media, con máximas del 14% en su parte central.

5ª etapa. Catania-Messina. 174 km
Un escenario clásico del Giro de Sicilia. De Catania a Messina, comenzando en la costa este y recorriendo Portella Mandrazzi -puerto de 2ª categoría- y sus suaves pendientes del 4% de media. Al llegar a la costa norte, los ciclistas pasarán por lugares como Villafranca Tirrena y Ganzirri, antes de llegar a Messina donde la etapa debería resolverse al sprint.

6ª etapa. Palmi-Scalea. 192 km
Tras una primera parte ligeramente accidentada entre Mileto, Vibo Valentia y Pizzo, la carrera sigue por la costa del Tirreno frente a Calabria, con sus breves subidas y bajadas, para dar paso a un final llano ideal para una llegada masiva.
7ª etapa. Diamante-Potenza. 196 km
Una etapa de notable exigencia a través de las montañas de Calabria-Lucanian, con un desnivel acumulado (más de 4.400 metros) digno de una etapa dolomítica. A partir de Maratea (km 35) la secuencia de subidas y bajadas es ininterrumpida. Los corredores subirán por el Passo della Colla, que conduce a Lauria, donde abordarán el largo y tendido Monte Sirino (de más de 24 km), un viejo conocido del Giro que los corredores volverán a afrontar 23 años después. Después de cruzar Viggiano, el pelotón subirá el exigente Monte Grande di Viggiano (6,6 km al 9,1%) y La Sellata (7,8 km al 5,9%), antes de llegar a Potenza.

8ª etapa. Napoles-Napoles. 153 km
Etapa corta e intensa de continuo sube y baja, aunque sin grandes dificultades. Desde Nápoles, la carrera se dirige a Bacoli y comienza un exigente circuito de 19 km entre este municipio y Monte di Procida que se recorrerá cinco veces. Al final de la última vuelta la carrera regresa a Nápoles, en cuyo paseo marítimo de Via Caracciolo se ubicará la línea de meta, donde se prevé que un grupo reducido se juege la victoria al sprint.

9ª etapa. Isernia-Blockhaus. 191 km
Una etapa de alta montaña por los Apeninos. Desde los primeros kilómetros la ruta pica hacia arriba. Rodea a lo largo de la histórica Macerone y luego llega al primer paso en Roccaraso. Tras un largo tramo cuesta abajo, comienza la doble subida final. Desde Pretoro, los corredores llegarán a Passo Lanciano (de 1ª; 10,3 km al 7,6%) para descender a Lettomanoppello y, después de bordear la base de la Majella, subir hasta la meta en Blockhaus desde Roccamorice como lo hicieron en 2017. La subida a Blockhaus es muy dura, de 13,6 km al 8,4%, con los 10 km finales al 9,4% de media.
