En un sprint largo, de poder a poder, Mathieu Van der Poel y Biniam Girmay reeditaron el vibrante duelo de la 1ª jornada de este Giro de Italia. El neerlandés reventó unos metros antes de la meta y quien levantó los brazos en esta ocasión fue el eritreo, primer ciclista africano negro en ganar una etapa de una Gran Vuelta.
Girmay, de solo 22 años, sigue haciendo historia. Ya la hizo a finales de marzo cuando se impuso en la Gante-Wevelgem y nadie duda que sumará muchas más victorias de prestigio dada la enorme potencia que es capaz de desplegar en los últimos metros. Arrancó de lejos y aguantó el acoso de Van der Poel, uno de los mejores del mundo en estos escenarios, quien terminó por claudicar y reconocer la superioridad del eritreo levantando el pulgar, en un gesto de felicitación. Tercero, pero sin opciones de triunfo, entró Vincenzo Albanese.
🔻 LAST KM / STAGE 1️⃣0⃣
— Giro d'Italia (@giroditalia) May 17, 2022
🇪🇷 An unbelievable last km to step into history.
🇪🇷 Un incredibile ultimo km per entrare nella storia.
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Fue el espectacular final a una etapa trepidante, en la que Alpecin-Fenix e Intermarché-Wanty-Gobert buscaron que pasara exactamente lo que pasó. Que la victoria se jugara en un sprint reducido, con todos los velocistas puros fuera de juego merced al quebrado terreno de la parte final de la etapa. Como en una clásica. No fue por tanto un desenlace casual, si no causal.
Apostándolo todo a las posibilidades de Van der Poel y Girmay, los dos equipos belgas trabajaron de manera decidida toda la etapa para eliminar a los velocistas. Con Caleb Ewan y Mark Cavendish descartados, el trabajo se completó en la última cota, Monsano, donde el fuerte ritmo de Pavel Sivakov (INEOS) y un ataque de Alesasandro Covi (UAE) terminaron de hacer la selección, en la que solo quedaron una treintena de ciclistas.
Ahí estaban todos los favoritos de la general (los 14 primeros, sin excepción), y entre ellos un Juanpe López que mantiene por séptimo día la maglia rosa. No hay por tanto cambios en los primeros puestos de la clasificación general.
En recuerdo de Scarponi
Tras la segunda jornada de descanso, el Giro reanudaba la marcha con una 10ª etapa (Pescara-Jesi, de 196 km) que presentaba dos partes bien diferenciadas. Los primeros 100 km transcurrían por la costa del Adriático y eran totalmente llanos, para dar paso a un terreno quebrado plagado de cotas, con la última de ellas (Monsano, de 4,2 km al 4,2%) a solo 9 de la meta en Jesi. Terreno indicado –tipo clásica- para ver un bonito final de etapa.
Tras diversos ataques infructuosos cristalizaría la escapada del día, con el belga Lawrence Naesen (AG2R Citröen) y los italianos Alessandro De Marchi (Israel Premier-Tech) y Mattia Bais (Drone Hopper-Androni Giocattoli). Ninguno inquietaba en la general –estaban a más de una hora del líder- por lo que les dejaron hacer camino hasta alcanzar una ventaja superior a los seis minutos. En ese momento, el Alpecin-Fenix ponía un hombre al frente del pelotón para endurecer el ritmo, en un trabajo al que se sumaría el Intermarché. Muy pronto dejaron claras sus intenciones.
Este trabajo conjunto se tradujo en una drástica rebaja de la renta de los fugados. Además, con la llegada de las primeras cotas, algunos velocistas puros se descolgaban del pelotón: primero un Caleb Ewan en horas bajas cedió tras coronar Crocette di Montecosaro –en cuyo descenso se cayó Richard Carapaz, sin consecuencias-; después Mark Cavendish se descolgaría en la subida a Recanati (3,4 m al 6,9%) donde David de la Cruz intentó, sin éxito, abrir hueco.
Alpecin e Intermarché seguían, cual martillo pilón, con su labor de caza. Ni siquiera un pequeño problema mecánico de Mathieu van der Poel –rápidamente subsanado- alteró los planes. Poco después la carrera pasaba por Filottrano, localidad natal del añorado Michele Scarponi, donde numerosos carteles le recordaban.
El que era su equipo en el momento del fatídico accidente, el Astana, le rindió homenaje con un diseño especial de sus bidones.
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En una de las numerosas cotas del recorrido De Marchi puso una marcha más y se marchó en solitario. Pero su ventaja ya era de menos de un minuto sobre un pelotón que volaba, conducido por los dos equipos belgas. La aventura del italiano del Israel terminó poco antes de entrar en los últimos 20 km.
Monsano (4,2 km al 4,2%, pero con algunas rampas muy duras) hizo la selección definitiva. Alpecin-Fenix siguió tensando el ritmo, al que Pavel Sivakov, con Carapaz a su rueda, puso un puntito más. El ataque de Covi terminó por romper totalmente el grupo, que quedó en una treintena de ciclistas que se jugarían la victoria en Jesi, en un sprint largo y vibrante que agranda la leyenda de Biniam Girmay, el orgullo del ciclismo africano.
La 11ª etapa de mañana (Santarcangelo di Romagna - Reggio Emilia) presenta un trazado totalmente llano de 203 km, ideal para su resolución en una llegada masiva.
CLASIFICACIONES