El corredor francés Guillaume Martin (Wanty-Goubert) no pudo concluir esta edición del Tour de Francia 2018 entre los veinte primeros de la general como venía persiguiendo. El galo, que marcó el 76.º mejor tiempo de la contrarreloj, acabó cediendo su plaza tras la crono de Espelette al italiano Damiano Caruso (BMC).
Sucede que Martin es otro de los corredores que va a alcanzar París conviviendo día a día con problemas físicos. El francés sufrió una caída durante la etapa de Roubaix en la que se lastimó un costado. Pruebas médicas posteriores le diagnosticaron una fractura en una de sus costillas del lado derecho.
"No busco poner excusas, pero la fractura de mi costilla no me ha ayudado en este Tour. Por supuesto que ésta no fue la única razón de mi rendimiento de estas semanas. Probablemente empecé este Tour con cierto nivel de fatiga. Mi primera semana no salió como lo había planeado, porque me vi envuelto en un corte durante una etapa y una gran pérdida de tiempo tras la caída”, explica.
Martín, de 25 años, se muestra autocrítico con el que es su segundo Tour de Francia. “Hace dos días todavía estaba en la batalla del top-quince. Fallé en mi objetivo. No puedo hacer una valoración positiva de este Tour. Pero tampoco voy a quejarme, porque no todo ha sido negativo. Por lo menos pude dejarme ver en tres escapadas. En uno de los días llegamos a meta, acabando en un honorable duodécimo lugar”.
Aunque la gran anécdota de la crono posiblemente la firmo su compañero Andrea Pasqualon, quien comenzó su disputa con cuatro minutos de retraso porque le avisaron erróneamente para que acudiera a la salida y acabó teniendo que iniciarla demasiado tarde.
