“Tenemos el día ‘tontu`, eh?”. Es su frase fetiche. La que abraza la complicidad entre dos amigos, Pablo y Antonio. Uno viene de Villanueva de la Peña, el otro del Llano. Les separan 10 minutos de sinuosas carreteras cántabras. Les une la pasión por el ciclismo.
A Antonio ya nadie le llama así. Cuando tenía 4 años, hacía todo lo que tuviera en la cabeza su hermano mayor. Un día se sentó con él a ver una carrera de ciclismo y de los 200 corredores del pelotón sintió un flechazo con uno que ataca continuamente. “Es el "Chava" Jiménez”, le dijo su hermano. Al terminar la carrera cogió su bici y salió disparado calle abajo. “¡Soy el "Chava"!”, gritaba emocionado a los vecinos que se cruzaba.
Han pasado 25 años y ahora el "Chava" es él. Uno diferente. De espaldas anchas y fornidas. De trazo rígido y mirada calmada. Mucho más reflexivo de lo que fue su ídolo. Pero de trayectoria irregular, de idas y venidas, como las arrancadas del abulense.

Destacó como amateur y, en 2015, a mitad de temporada, firmo por un equipo tan nuevo como exótico. La Cycling Academy, un equipo de nacionalidad israelí que pretendía abrirse hueco en el mundo profesional. La experiencia le llevó a recorrer países. A darse cuenta en aquella reunión posterior a una carrera en Estados Unidos, de que su inglés era de “hola y adiós”. Tan efímero como su paso por aquel equipo. Luego llegaron los altibajos. Subidas y bajadas del campo profesional al amateur.
A finales de 2017 su cabeza le dijo que ya bastaba. Y se metió a trabajar al Decathlon. Para su tiempo libre eligió una Mountain Bike. Pero un equipo amateur llamó a su puerta lo suficientemente fuerte como para volver a despertarle el gusanillo de la competición. Trabajaba entre semana y los fines de semana corría. A cambio para la Vueltas no le llegaba con los días libres, y decidió dejar su trabajo. Sin saberlo, fue la mejor decisión que pudo tomar para despertar de nuevo, la inconformidad del ´Chava`.
A finales de 2018 sus resultados le llevaron de nuevo al ciclismo portugués donde ya había estado en 2017 con el LA Aluminios. Esta vez, el interés llegó del Efapel, con el que disputó varias pruebas importantes. En una de ellas, coincidió con Jorge Azanza, Director Deportivo de la Fundación Euskadi. “¡"Chava", te veo igual de peleón que cuando nos la liabas en amateur!”, bromeó con él. Luego le preguntó por su situación. Le dijo que estaban contentos con él, que le iban a renovar, pero que por supuesto entenderían un salto a un nivel superior.
Azanza no le prometió nada, pero le dijo que pondría su nombre en la mesa. Semanas después, le hizo llegar un contrato sin letra pequeña. “No te vamos a pedir resultados. Sólo quiero que seas el chaval combativo que conocí. Que estés para todo y para todos. Que un día sprintes. Otro busques una fuga y, al otro, te dejes la piel por un compañero”, le dijo Azanza.

Tres años después, el ´Chava` es ese tipo de ciclista que le pidieron. Un tipo incansable. Un buen compañero, pero también peleón en los sprints. En uno de ellos, el año pasado, tan sólo el tubular de Enrique Sanz le privó de la victoria en una de las etepas de la Volta al Alentejo. Hace apenas unos días, rozó el podio en la general del Tour de Bretaña, donde acabó quinto. Pero la sensación de haber dado todo hasta el último día fue bálsamo suficiente para volver a su pueblo con la frente bien alta.
Antonio es un tipo serio. De palabra recia. Curtido por un ciclismo ingrato del que ha recibido múltiples sacudidas. Que le ha abeirto y cerrado la puerta. Casi a su treintena, ha escuchado mil y un consejos. De entre ellos, alguien le dijo un día que no se quejara. Que el tiempo pasa veloz. Y que si hoy tiene la suerte de seguir con un dorsal lo lógico es que viaje mucho y que esté poco en casa. Que eso durará mucho menos de lo que piensa, porque la vida de un deportista pasa tan veloz como un sprint.
“¿Entonces tenemos el día tonto?”, repite Pablo entre risas. En teoría la salida era calmada, para charlar, pero se han apretado. Aun así, camino de vuelta a casa, antes de que sus caminos se separen, el ´Chava` vuelve a ser Antonio, el tipo realista y curtido por la vida. Portador de la experiencia y dueño del primer consejo para su amigo que, este año, debuta como profesional. “Disfruta que esto pasa rápido”, se apresura a decirle. A su treintena, sabe de lo que habla.