David Dekker, el holandés que quiso ser vasco

Hijo del ex profesional Erik Dekker, David cambiará de equipo tras cuatro temporadas en el WorldTour y una en las filas del Euskaltel-Euskadi. En este artículo repasamos su historia.

David Dekker en una imagen de la pasada Vuelta a Andalucía. Foto: Rafa Gómez (Sprint Cycling Agency)
David Dekker en una imagen de la pasada Vuelta a Andalucía. Foto: Rafa Gómez (Sprint Cycling Agency)

Cierto, no era Jonathan Milan, ni estaba en el Giro de Italia, pero Martin Laas era un velocista reputado. Danny se apartó, le guiñó un ojo, como hacía siempre. Luego Andoni hizo su trabajo de acercamiento. Aquella derrota supo a todo lo contrario.

David siempre ha sido observado con más ojos de los que se debiera para un chico de su edad. Desde los siete años, era “uno de los hijos de Erik”. Pero aprendió a convivir con ese cuchicheo, con su primer dorsal. En cada curva, cuando frenaba, alguien parecía silbárselo al oído desde el otro lado de la valla. De hecho, su padre aun corría en las filas del Rabobank.

Hoy, son más de 20 años los que le acompañan en una comparativa que nunca le hizo daño. Su padre tampoco le empujó al ciclismo para que así fuera, simplemente decidió que era mejor que él y su hermano Kelvin pudieran rodar bajo la tutela de algún club de la región en vez de estar continuamente persiguiéndose con la bici sin ser vigilados.

A David lo que le gustaba de las carreras era el rato de antes y el de después, cuando estaba con los amigos. De hecho, entrenar le disgustaba. A cambio, con los años, la ambición le explicó que sin trabajo no habría resultados y él quería llegar a lo más alto, correr con los mejores, donde lo hizo su padre.

David comenzó el 2020 enrolado en un equipo continental, el SEG Racing Academy, con el que consiguió un pódium en cada una de las tres primeras carreras que disputó, incluido un tercer puesto en la durísima Le Samyn. Entonces llegó la deseada llamada: Jumbo Visma quería ofrecerle un contrato.

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David Dekker corrió en el Jumbo-Visma en 2021 y 2022. Foto: Jumbo-Visma

Días después el mundo enfermó y todo se paró. En su caso, el estado de forma era óptimo, pero afortunadamente el interés por él ya podía ser refrendado con una firma que no pudo realizar como lo hizo su padre, en las mismas oficinas del equipo, conformándose con hacerlo de manera digital.

Los dos años siguientes no fueron los deseados. No era fácil desarrollar su punta de velocidad en un equipo con corredores mucho más experimentados y que gozaban de una potencia mayor que la suya. Y cuando las oportunidades llegaron enfermó de COVID, a lo que tuvo que sumar una desgraciada caída en la Vuelta a Burgos que truncó cualquier intento de lucimiento personal aquel año.

A finales de 2022 decidió cambiar de equipo. Firmaría otros dos años con el Arkea francés ante la imperiosa necesidad de encontrar un rumbo nuevo hacia sus ansias de triunfo. Entonces llegó aquella segunda etapa del Giro de Italia de 2023 con final en San Salvo. Aquel sprint masivo se dejó seducir por su fiereza, y, como un surfista que empasta con la cresta de una ola, se deslizó tras la rueda de Jonatan Milan aunque finalmente no logró superarlo. Sin embargo, aquel segundo puesto en una gran vuelta tenía un significado: Estaba preparado para codearse con los grandes sprinters.

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El neerlandés en una imagen de la temporada 2024, la última que militó en el Arkéa.

Pero el feeling con Arkea se fue diluyendo como una ola cuando se deshace en espuma mientras agoniza en la orilla. Ya no sentía aquella sensación de grupo que le impregnó la mano en el momento en el que estampó su firma sobre aquel contrato.

En ese momento, su vida daría un giro inesperado. Había escuchado hablar mucho sobre aquel equipo de naranja, el que compartía los mismos colores que su selección nacional. Se interesó por ellos. Sonrió al pensar que, frente al hecho obvio de que no era vasco, tampoco era escalador, ni siquiera había sentido lo que era correr una Itzulia. Pero su trayectoria de sprinter terminaría cruzándose con el Euskaltel- Euskadi.

Desde un primer momento encontró una familia donde, entre tanto vasco, contaban con un rodador de su tierra: Danny Van der Tuuk, que, como ya hablaba español, le ayudó a que la integración fuera más fácil.

Sin embargo, tras los primeros meses con el equipo, notaba que su rendimiento era cada vez más bajo, a pesar de que los entrenamientos no cesaban en intensidad. Preocupado, se rodeó del equipo médico para dar con lo que le sucedía, hasta que, en el mes de abril, detectaron su problema: Sufría una endofibrosis de la arteria ilíaca de cada pierna, lo que se traducía en un engrosamiento de la pared interna de dicha arteria, reduciendo el flujo sanguíneo y causándole dolor en las piernas durante el ejercicio. Resignado, decidió operarse un mes después, a sabiendas de que los médicos le dijeron que no fuese optimista respecto a los resultados.

David Dekker en una imagen de principios de temporada.
Un problema de salud ha impedido a Dekker demostrar su nivel en el Euskaltel-Euskadi. Foto: Rafa Gómez (Sprint Cycling Academy)

El proceso de recuperación fue lento. Al principio, se conformaba con treinta minutos de pedaleo, sucumbiendo a los deseos de aplicar intensidad. Meses después, en octubre, acudió al Taihu Lake, un carrera en China donde el equipo terminaría la temporada, llegando con un estado de forma discreto, con la única ambición de probarse. Entonces llegó aquel sprint. Danny, tras hacerle un guiño, le deseo suerte, le silbó que creía en él, como siempre. Luego se soldó a la rueda de Andoni. Minutos después se lanzó tras la estela de Martin Laas. Al igual que en aquel Giro, tampoco pudo rebasar al corredor que le precedía, pero el significado fue muy parecido. Estaba listo para demostrar su nivel.

Hoy David rueda tranquilo por las suaves carreteras de Calpe, en Alicante. Lamenta que el Euskaltel - Euskad no haya confiado en su recuperación, que no le dejen intentar seguir siendo vasco un año más. Pero ha encontrado acomodo en una modesta formación holandesa de categoría continental,  el BEAT Cycling Club. Ahora, sólo desea volver a correr, que llegue el próximo mes de febrero, para demostrar de lo que es capaz.