Filippo Conca, el delfín de De Gendt

Tras un inicio complicado en el WorldTour, marcado por diversas lesiones y enfermedades, el italiano del Lotto Soudal dejó su impronta en la pasada ronda española -su primera Gran Vuelta- donde compartió equipo con uno de sus ídolos de juventud, Thomas de Gendt.

Filippo Conca en una imagen de esta temporada. Foto Massimo Fulgenzi   Sprint Cycling Agency
Filippo Conca en una imagen de esta temporada. Foto Massimo Fulgenzi Sprint Cycling Agency

Hace varias semanas que sus pulmones ya no arden bajo una osamenta que, a priori, parece diseñar un potente rodador. La fuerza se ha vuelto a adueñar de unas piernas largas que siguen pidiendo una merecida continuidad. Una tregua frente a las lesiones.

El Giro de Lombardía es la carrera que prácticamente cierra la temporada. Suele empujarla un cielo gris, otoñal, una invitación a aparcar temporalmente la bicicleta con un buen sabor de boca. Para él, será la primera. Pero lo que la hace más especial aun es que será la primera con él, con su maestro.

Thomas de Gendt le enamoró el día que triunfó en el Stelvio. Gracias a aquella fuga apoteósica acabó subiendo al podio como tercer clasificado final del Giro de 2012. Él tenía 14 años y muchas ganas de ser ciclista. Antes Sergio, su padre, se había encargado de que siguiese los pasos de Sabrina, su hermana mayor, que le sacaba nueve años.

Para Filippo, el ciclismo fue un juego. Un baile de modalidades: Ciclocross, Mountain Bike…y carretera. Y fue precisamente en el Giro de Italia, en la versión sub23, donde un quinto puesto final sedujo a dos equipos profesionales. Por un lado el Andronni, que, en principio le reclutaría para 2021. Sin embargo, ni él ni su representante lo veían claro. El equipo italiano había tenido problemas económicos aquel año, y le asustaba que se repitieran en 2021. Además, la oferta del Lotto Soudal era mucho más tentadora. Incluía correr las pruebas del World Tour, el Giro…y compartir equipo con Thomas.

Filippo Conca
Filippo Conca (24 años) ha completado su segunda temporada en el Lotto Soudal.

Al equipo belga llegaba joven pero poco rodado.  Ni en amateur ni el Biesse Arvedi, el modesto equipo continental que le había reclutado anteriormente, le había forzado un motor que destilaba pura juventud. Su escaso inglés lo suplió su compatriota Oldani, que desde el año anterior, formaba parte del equipo. “¡Eh, yo también hablo italiano!”, le dijo un día Philippe Gilbert. Filippo le miró con los ojos como platos. Aquel tipo era un abanderado del ciclismo y aun tenía tiempo de dedicárselo a él. Aun recuerda la escapada turística que realizaron juntos con Arnaud de Lie al Monte Saint Michelle tras la disputa de la Polinormande. Sin más galones que la amistad.

Pero a Filippo el ciclismo sólo le regaló miseria. La magia del World Tour, el brillo de las grandes carreras se emborronó. Él sólo era capaz de encadenar enfermedades con tendinitis en sus rodillas.

Este año pensó que, tras un mal invierno, todo eso había quedado atrás. El equipo le dijo que disputaría la Vuelta al País Vasco y luego iría al Giro. Pero cayó enfermo. Era Covid. En vez de hundirse en frustración, pintó su impotencia con la motivación de ser incluido en La Vuelta pero tan sólo consiguió ser primer reserva. Sin embargo, la baja de un compañero fue suplida por otro corredor. A él se le asignó disputar el Tour de Limousin. Un premio pequeño que le frustró. Tres días antes del inicio de la ronda española, su equipo notificó otra baja: Sebastien Grignard había dado positivo por Covid.

Filippo viajó desde Limoges, localidad francesa donde se iba a disputar la prueba hasta París, donde pasó la noche. Viajó en un tren con billete de turista, con la esperanza de que su mascarilla no le privara de su gran sueño. El día siguiente cogió un tren a Bruselas, donde el equipo realizó con el un simulacro de crono por equipos: estaba listo.

Conca llegando a la meta de Sierra de La Pandera
Conca llegando a la meta de Sierra de La Pandera, en otro día que fue protagonista en La Vuelta formando parte de la fuga. Foto: Rafa Gomez (Sprint Cycling Agency).

Nunca olvidará la presentación del equipo en Utrecht. Escuchar su nombre. Girarse y ver que, con una sonrisa ahí estaba su gran maestro: Thomas de Gendt. Con Thomas no hacía falta hablar mucho. El belga se comunicaba con gestos. Con movimientos rápidos de mano. “Tú marca dos días y sígueme”, le decía. Filippo lo tenía claro. Su silueta dibujaba un rodador de casi 77 kilos. Su cabeza pensaba como un caza etapas, pero que tuvieran montaña.

La primera, fue la mejor. La novena etapa, con final en Les Praeres le regaló un quinto puesto. Carlos de Andrés, el gran y eterno locutor de Televisión Española no hacía más que recalcar su sorpresa de ver a alguien tan grande pelearse con tanta fuerza por aquellas rampas.

La segunda, tallada por las rugosas curvas de La Pandera desdibujó su resultado final, ya que fue sobrepasado por varios de los favoritos cuando de los integrantes de la fuga tan sólo Richard Carapaz, vencedor final de la etapa, fue superior a él.

Filippo Conca, al frente de la fuga en la 14ª etapa de La Vuelta
Filippo Conca, al frente de la fuga en la 14ª etapa de La Vuelta, que ganaría Carapaz. Foto:Rafa Gomez (Sprint Cycling Agency).

En La Vuelta, Filippo se sentía feliz. Superada una pequeña tendinitis en la primera semana, estaba consiguiendo la continuidad que no le había permitido rendir al máximo ni ese año, ni el anterior. Sin embargo, una tos intermitente le empezaba a preocupar. Ya habían sido varios los casos de compañeros que habían dado positivo por COVID. Para sus adentros pidió no ser él el siguiente. En cambio, a 5 días del final, sintió como sus pulmones ardían, llegando incluso a sangrar por la nariz el día anterior. Sabía que daría positivo. Tan sólo quedaba esperar que la carga viral fuera pequeña, pero no fue así. “Chico lo siento, debes irte a casa, La Vuelta ha terminado para ti", le dijo uno de los médicos del equipo. Mientras hacía la maleta de nuevo sintió rabia, impotencia.

Casi un mes después, la sonrisa se ha instalado de nuevo en su cara. En febrero será, por fin, licenciado en Economía y comercio. Pero antes, está la obligación de terminar la temporada con buen sabor de boca. Y como no, junto a su gran maestro. Ya sólo queda acertar, de nuevo, con otra gran cabalgada.