Guillaume Martin: la fusión de la filosofía y el ciclismo

Desde muy pequeño dos aficiones enraizaron en su vida: la filosofía y el ciclismo. Hoy el francés es ciclista profesional y autor de dos libros.

Guillaume Martin en una imagen de la pasada Vuelta a España (BettiniPhoto)
Guillaume Martin en una imagen de la pasada Vuelta a España (BettiniPhoto)

En aquella habitación del hotel, la penumbra es sólo interrumpida por la tenue luz que expulsa su ordenador. Su compañero descansa en la cama contigua a la suya. Él, en cambio, hace ya un rato que utiliza el escritorio que ha improvisado frente al televisor. A pesar de que sus piernas aún esperan que su agarrotamiento lo cure un buen masaje, su cabeza pide una escapatoria diferente. Ejercitarse frente al ordenador para expulsar una tormenta de ideas. La inspiración no tiene horarios. Escribir le ayuda a comprender el esfuerzo de su cuerpo y, a la vez, le sirve para evadirse.

Francia, hace más de treinta años buscó en la figura del Laurent Fignon la imagen de un ciclista intelectual. Le bastó que fuera de la capital, que hablara bien y tuviera gafitas y coleta. Esto le enfrentaba a la de Bernard Hinault, un tipo rudo de provincia.

A Guillaume le describe la imagen de chico normal. Correcto con los medios. Hábil de palabra. A cambio, sus inquietudes intelectuales nacieron con él, sin que nadie tuviera que vestirle con un papel. Su padre, profesor de Aikido, potenció su amor por el ciclismo. Su madre, profesora de teatro, le inspiró la sensibilidad. Ambos se conocieron en París, pero se fueron a la campiña, a las afueras de Normandía. Compraron una vieja propiedad del siglo XVI que reconstruyeron y donde él creció.

Guillaume Martin
Foto: Photo Gomez Sport

Guillaume era buen deportista, le gustaba el ciclismo, pero, sobre todo, no perder. En la escuela no era feliz, pero le inspiraban los pensadores que le fueron descubriendo sus profesores. Por eso estudió la carrera de Filosofía, obteniendo incluso un Máster en la Universidad de París.

Paralelamente, sus aptitudes para el ciclismo le llevaron al profesionalismo. Sin necesidad de ídolos donde buscar una semejanza a su pedaleo inconformista fue Friedrich Nietzsche, filósofo alemán del siglo XIX, el que le empujó a ser el ciclista que es. Le ayudó a relativizar, a entender el ciclismo como un juego agregado a la vida, a no hacerlo esencial. Ello le ayudó a asimilar mejor las derrotas, la impotencia que le supuso un problema de rodilla en su inicio profesional con el Wanty o la caída que tuvo en la última Vuelta a España cuando, a falta de pocas etapas, ocupaba un lugar privilegiado en la Clasificación general. Pero Nietzsche también le hablaba, en sus obras, de la voluntad del potencial, de ambicionar la victoria por encima de todo. Y de la vuelta eterna. De recordar el sufrimiento como algo agradable al que volvería una y otra vez hasta ambicionarlo en cada competición.

guillaume martin wanty goubert 2018
Entre 2016 y 2019 corrió en las filas del Wanty-Gobert. Foto: Bettini Photo

Guillaume, a sus 28 años, ha corrido cinco Tours de Francia. El de 2021, siendo octavo, le otorgó la mejor clasificación en una General. En cambio, el de 2020 le dio las mejores sensaciones. Durante las diez primeras etapas, se vio embarcado en las mismas guerras que Primoz Roglic o Egan Benal. En los cinco sintió el mismo denominador común. El orgullo de disputar la carrera con la que soñaría cualquier ciclista francés. Especialmente cada etapa desarrollada el 14 de julio, día de fiesta nacional.

En sus oscuros ojos se dibuja ambición. No le embruja el reconocimiento. Ni las redes sociales. Le empujan los logros. Le embriaga el ciclismo. En cada ataque es como si descorchara una botella de vino. Alcoholizando su ánimo mientras aparca la timidez y discreción que sólo muestra fuera de la bicicleta, cuando no es un enérgico jefe de filas.

Guillaume Martin Tour 2020
Guillaume Martin en una imagen del Tour 2020, que finalizó 11º. Foto: Bettini Photo

En el Cofidis, su equipo desde el año pasado, sabe crear equipo. No se siente un asalariado más, sino un actor que se involucra. Que da ideas a sus Directores. Pero que también sabe relativizar.

Entiende el ciclismo como un mundo abierto que nunca le ha hecho sentirse diferente por filosofar. Obsesionado con esa idea, juntó varios momentos para escribir un libro: “Socrate en vélo (Sócrates en bicicleta)”. Necesitaba explicar que el mundo del deporte y el de la intelectualidad están unidos. Que cuerpo y mente se articulan de forma conjunta.

Guillaume Martin Vuelta 2020
En La Vuelta 2020 conquistó el maillot de lunares azules como ganador del GP de la Montaña. Foto: Photo Gomez Sport

Alguien golpea la puerta de su habitación. “Guillaume, au massage (Guillaume, al masaje)”. "J´arrive (ya voy)", responde. Con parsimonia, cierra su ordenador. Al incorporarse, siente de nuevo el agarrotamiento de sus piernas. Una sensación placentera producto de un día duro que deseará volver a reproducir. En el ordenador se quedan encerrados los últimos retazos de una nueva obra. “La société du pelotón (la sociedad del pelotón)”. Una comparación entre el microcosmos del ciclismo y el macrocosmos de la sociedad. Un relato filosófico que se tiñe de novela donde explicará que, como en cualquier empresa, el trabajo del gregario debe de ser reconocido por su jefe de filas. Pronto será publicado.

En cambio, a corto plazo, lo que espera es reconfortar sus piernas. Necesario para recuperar el cuerpo. Para empujar su voluntad de seguir pedaleando en pos de nuevos logros. Tal y como Friedrich Nietzsche le explicó una vez.

 

Sale a la venta "Socrates en bicicleta". Foto de Guillaume Martin: Vincent Kalut / BettiniPhoto

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