Igor Arrieta, el talento precoz del Kern Pharma

“¡Grande, Igor, eres un campeón!”, escucha de un vecino. Su agradecimiento, envuelto en un saludo, es tímido. Sus gestas, en cambio, se vislumbran atrevidas. Ya generan elogios.

Igor Arrieta en una etapa de O Gran Camiño (Luis Ángel Gómez - Sprint Cycling Agency)
Igor Arrieta en una etapa de O Gran Camiño (Luis Ángel Gómez - Sprint Cycling Agency)

En Uharte Arakil, localidad ubicada a apenas 30 kilómetros de Pamplona, sus escasos habitantes parecen transitar con la calma que evocan las casas labradas en piedra y pintadas en tonos grises que, apiñadas en un orden arrítmico, parecen querer ir a juego con el cielo que las abraza.

Igor es un ejemplo más de la pausa que se respira. Su juventud, que le ha dibujado espigado, ya se guía por un carácter reflexivo empapado en un tono tenue hilvanado con “eses” silbantes que entrelazan un discurso sosegado. Su mirada todavía es ajena a la experiencia, pero sus piernas, largas y finas, ya reflejan las magulladuras de un deporte ingrato.

También destaca su timidez. Hace días, durante la disputa de O Gran Camiño, coronó la etapa reina con los mejores. Al terminar, Ion Izaguirre y Rubén Fernández, ambos ciclistas del Cofidis, le hicieron el gesto de quitarse el sombrero. “¡Chapeau, Igor!”, le premiaron. Igor silbó un agradecimiento con el cuello encogido. A cambio, su fiereza va por libre. Les había disputado el sprint sin regirse por aquella ley no escrita que dice que primero van los que más galones tienen. Segundos después, arregló de tú a tú una discusión sobre un lance de la carrera con Mark Padun, el bravo corredor del Education First. No ha sido la única vez que le visita el protagonismo. Hace unas semanas, se filtró por el laberinto de olivos que rodean Jaén para pelearse con los mejores en la exótica carrera que, como él, también debutaba en el campo profesional.

Igor Arrieta podio O Gran Camiño
Arrieta conquistó el maillot blanco de mejor joven en O Gran Camiño, donde acabó 7º de la general. Foto: Luis Ángel Gómez / Sprint Cycling Agency

Los aficionados ya saben animarle por su nombre. Pero él, a sus 19 años, ya intuye que los elogios son como las ramas de los árboles que hoy empuja el viento en la plaza. Van y vienen. Y que si le reconocen su clase como ciclista es porque, desde pequeño, él se fijó primero en el espejo que tenía en su propia casa.

Jose Luis, su padre, fue ciclista profesional muchos años. Casi toda su carrera la ejerció en Movistar, donde hasta hace poco también ejerció como Director. Él fue la razón por la que decidió que también intentaría ser alguien en esto. Desde pequeño asimiló el cansancio de su padre al volver de una competición. La frustración por no haber hecho más o la alegría por haber contribuido a la victoria de un compañero. Quién mejor para entenderle a él ahora. Para examinar la efectividad de sus entrenamientos o para darle consejos sobre como afrontar mejor una competición. Aunque su padre siempre le dejó una cosa clara: él le ayudaría, pero la obediencia siempre sería hacia su equipo.

Y la decisión sobre como orientar su trayectoria fue tan clara como cercana a su casa. Primero Lizarte, donde tan sólo corrió un año como amateur. Después Kern Pharma, el eslabón posterior, donde este año ha debutado como profesional. Su intuición le dijo que lo sería bien pronto. Porque en el Tour del Porvenir terminaba las etapas de montaña con los mejores y, en casa, porque se llevó el Campeonato Nacional de Contrarreloj o la Vuelta a Castellón. Juanjo Oroz, Director Deportivo del equipo, fue quien le dio la noticia. Apenas le conoce de este año, pero ya se ha contagiado de su pasión. De la entrega con la que le transmite que crezca como ciclista. Que dé siempre su máximo potencial.

igor arrieta equipo lizarte
igor celebra una victoria con el equipo Lizarte. Foto: Oskar Matxin / Equipo Kern Pharma

Aunque, lo que le ha cautivado, es el ambiente de amistad que se respira en el equipo. El año pasado, cuando la estructura navarra le ofreció correr como stagiaire, le llevó a disputar el Giro de Friuli. Al volver de allí, Jon Aguirre, al que apenas conocía, le invitó a irse a cenar con él y con Jaime Castrillo. Ya le consideraban uno más. Y, para alguien descrito en timidez, la mano tendida es el abrigo que da más calor.

¡Grande, Igor, eres un campeón!”, escucha de un vecino. Su agradecimiento, envuelto en un saludo, es tímido. Sus gestas, en cambio, se vislumbran atrevidas. Ya generan elogios. Se disculpa diciendo que algo estará haciendo bien. A cambio, los piropos de los aficionados o de la prensa le hacen recordar su pasado. Cuando tan sólo era un chaval que hacía bici porque algunos chicos de su clase corrían en el equipo del pueblo de al lado. Y porque, además de su padre, sus tíos Ángel y Jon no dudaban en embarrarse en las carreras de Ciclocross para hacerle los cambios de bici. Uno de ellos incluso tiene un taller de bicicletas en el pueblo donde siempre estaba dispuesto a dejar el encargo que tuviese encomendado para poner a punto la montura de su sobrino.

Igor vuelve a su pausa. Señala sus apuntes. Sus mañanas con los codos sobre la mesa para intentar terminar un grado superior de mecatrónica. Sus escasas tardes libres para quedar con los amigos. La agenda de un chico normal, como el resto de los del pueblo. Sólo que a él le llueven piropos. Abruman un poco pero, como él reitera, “algo estará haciendo bien”. Lo suficiente para que Jose Luis apenas sea capaz de contener la sensación más agradable que pueda sentir un padre: la admiración por un hijo.

manuel azcona igor arrieta y juanjo oroz
Manuel Azcona y Juanjo Oroz junto a Igor Arrieta tras anunciarse su incorporación al Equipo Kern Pharma.

 

Igor Arrieta (izda) e Iván Cobo (der) pasarán a profesionales con el Equipo Kern Pharma. Fotos: Oskar Matxin

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