Mario Aparicio, el pescador de Khor Fakkan Al Suhub

La vida puede dar un cambio de rumbo en función de una decisión. Aquí te contamos cuál fue la que tomó Mario Aparicio, corredor del Burgos-BH, hasta llegar a su triunfo en la etapa reina del pasado Tour de Sharjah. Esta es su historia.

Mario Aparicio durante el pasado Tour de Omán. Foto Massimo Fulgenzi   Sprint Cycling Agency
Mario Aparicio durante el pasado Tour de Omán. Foto Massimo Fulgenzi Sprint Cycling Agency

Eligió seguir.

Jebel Akhdar, que en árabe significa “Montaña Verde”, es un desafío a la agonía durante algo más de quince minutos. Allí el olor a mar del golfo de Oman desaparece. La brisa costera deja paso al abrazo salino del sudor que pinta de blanco los maillots. El ciclista percibe que llega porque, de pronto, la fila del grupo se estira hasta que la asfixia le dice dónde debe mantenerse.

Mario sabía que nadie le iba a vigilar. Demasiados nombres conocidos, de esos que él veía en la televisión cuando, de pequeño, volvía de dar un paseo con su padre por los alrededores de Aranda de Duero, en la provincia de Burgos. “No siempre tiene que ganar un líder, la caña siempre tiene que estar preparada para un ´plan B`”, le decía cuando la carrera perdía un guion. Mario asentía, aunque no entendiera aun el porqué .

Mario Aparicio en una imagen de 2022
Mario Aparicio acaba de iniciar su cuarta temporada en el Burgos-BH. En la imagen, en una carrera de 2022. Foto: Rafa Gómez (Sprint Cycling Agency)

Sin embargo, cuando él creció, su caña acertó a pescar el pez más gordo. Fue en el Tajo, en la Vuelta Ciclista que apadrina el rio. Tras regresar a casa con el maillot de vencedor, le llamó Julio Izquierdo, el Mánager del Burgos-BH. Simplemente le preguntó si podían hablar sobre su futuro. Julio mantuvo el suspense tres semanas más. Finalmente le dijo que si quería, podía ser parte del equipo de la tierra.

A Mario la idea le volvió loco. Para un burgalés, era lo máximo. Por eso, en su primer año (2021), cuando le dijeron que correría la Vuelta a Burgos, pidió participar en la previsible fuga de la cuarta etapa, la que llegaba su Aranda de Duero natal. Nunca olvidará ver a sus amigos en la cuneta, rodar sobre un asfalto cálido con su nombre tatuado.

En la Montaña Verde, cuando el ciclista pierde la estela de los primeros, normalmente se aparta a un lado, con toda la elegancia que le permite un jadeo que parece empujar a su estómago a un ir y venir infinito. A Mario, las piernas aun le piden resistir, como si recordaran los buenos momentos que le han visitado. En el Tour de Turquía, en dos de sus ediciones, pudo estar entre los mejores, entre aquellos que, como hoy, siguen la estela de los hombres más fuertes. En la última edición, la de 2023, le sirvió para mucho más que para adjudicarse un buen resultado. Sintió que había optado por la buena elección, la de no rendirse en la vida.

Podio tour de sharjah
Mario Aparicio en lo más alto del podio tras ganar la etapa reina del Tour de Sharjah. Foto: Sharjah Sports Council

Meses antes, fueron los malos augurios los que bailaron de la mano de su desdicha. Sin explicación alguna su rendimiento bajó hasta rozar la nulidad. Durante varios meses fue incapaz de competir. Sólo aquel análisis que descubrió que había padecido una mononucleosis le evitó decir basta. Quizás entonces hubiese vuelto a los estudios, para intentar convertirse en Tornero de mantenimiento.

En cambio, eligió seguir.

Hace unas semanas en el Tour de Sharjah, disputado en  los Emiratos Árabes Unidos, a Mario le pidieron ser de los ciclistas que hoy atisba delante, de los que obligan a otros a claudicar, a salirse de la estela. Debía conseguir que su compañero Jambaljamts Sainbayar escalara puestos en la clasificación general en Khor Fakkan Al Suhub, la ascensión que decidiría la prueba. Sin embargo, el corredor mongol flaqueó, por lo que las órdenes cambiaron. Debía dar un paso más. En ese momento aceleró. Sin posibilidad de utilizar la radio interna, debía gestionar su propia aventura. Por su cabeza rondaron varios pensamientos. Hace unos años no sabía describirse como ciclista. Hace unos kilómetros sabía que valía para trabajar por los más fuertes. En cambio, en ese momento, el hombre clave debía ser él. Le dolían las piernas. El viento en contra en la crono del día anterior se había llevado parte de la energía que necesitaba.

Mario Aparicio
El burgalés Mario Aparicio, tras lograr su primera victoria como profesional. Foto: Sharjah Sports Council

Pero eligió seguir. Se acordó de aquel "plan B" del que le habló su padre. Se convirtió en pescador.

Cruzar la meta de la Montaña Verde como un eslabón deshilachado en una cadena de ciclistas que serpentea exhausta no le ha dado la gloria de Khor Fakkan Al Suhub, pero si la confianza para seguir creciendo como pescador en busca de nuevos ríos en los que lanzar su caña.