La revolución de Alex Molenaar

Le dolió tener que dar un paso hacia atrás. A cambio, pronto llegarán dos hacia adelante. Es la revolución del neerlandés Alex Molenaar (Illes Balears Arabay Cycling) contada por Rafa Simón.

Molenaar en una imagen de la pasada Volta a la Comunitat Valenciana. Foto: Rafa Gómez (Sprint Cycling Agency)
Molenaar en una imagen de la pasada Volta a la Comunitat Valenciana. Foto: Rafa Gómez (Sprint Cycling Agency)

No hay mayor dominio del idioma que el que te regalan desde la infancia. El que se escucha nada más nacer. Alex Molenaar ha crecido entre dos susurros. Dos culturas que ha aunado en su forma de ser y que ha combinado a lo largo de su vida. Por un lado, la paterna, descrita en la lluvia constante de Oud- Beijerland, una localidad tallada en el sur de Holanda entre diques que serpentea hacia Rotterdam. Por otro, el calor materno de la provincia de Girona.

Si su vida trenzó los dos caminos fue porque su padre era un amante de la orografía gerundense, a la que acudía a visitar cada verano con su bicicleta. En una de sus vacaciones conoció a su mujer, y allí se quedó. A Alex le transmitió su pasión ciclista, y pronto le inscribió en la escuela ciclista de Olot. Sin embargo, los avances más significativos en bicicleta los desarrolló en Holanda donde se formó primero como junior y luego como ciclista continental.

Afortunadamente, el ciclismo moderno despliega sus lazos de manera infinita y, allí donde se perciba el talento, los equipos profesionales acuden a buscar a aquellos corredores que más destaquen.

Molenaar en una imagen de 2019
Un jovencísimo Alex Molenaar en una imagen de 2019, el año previo a su llegada al Burgos-BH. 

A Alex, su gran 2019 trabajado con un modesto equipo holandés de formación (Monkey Town - à Bloc CT) consiguió captar el interés del Burgos-BH. En 2020, con sólo 21 años, ya corrió la Vuelta a España. Incluso participó en una fuga durante la décima etapa que le hizo subir al podio como corredor más combativo de la jornada. Dias después, se sintió realizado llegando a Madrid.

Dos años más tarde, una mononucleosis le lastró durante la primera parte de la temporada. Sólo la insistencia de Damien García, el director que más creyó en él junto a su preparador Alexis Gandía, hizo que el equipo le permitiera correr el Tour de Langkawi a finales de octubre. Alex les devolvió con creces la confianza, imponiéndose en la última etapa. Aquel día consiguió la victoria más importante de su vida. La que le hizo volver a sentirse ciclista. También fue el último que corrió con el Burgos-BH, que decidió no renovarle el contrato.

Alex Molenaar da una alegría al Burgos BH en la última etapa del Tour de Langkawi 2022
Celebrando su triunfo en la última etapa del Tour de Langkawi 2022. Foto: Luca Bettini (Sprint Cycling Agency).

En estos casos, muchos corredores deciden levantar el pie. Dejar que el pelotón se vaya y que la fila de coches le pase por un lateral hasta echar pie a tierra y sucumbir a una despedida forzada. En cambio, Alex decidió darse impulso con una oportunidad en equipos más modestos. Primero en el Electro Hiper Europa, y esta temporada en el Illes Balears Arabay Cycling, dirigido por el ex-ciclista Lluís Mas.

Hace unas semanas, el conjunto balear, representado por unos chicos que aún no suenan con facilidad a oídos del gran público lo dieron todo de su parte para que Alex pudiera codearse con equipos de mayor nivel y consiguiera un séptimo puesto en la general de la Vuelta a Asturias. Días después empujaron fuerte para que levantara los brazos en Portugal en la última etapa del Gran Premio Beiras e Serra da Estrela, ofreciéndoles la primera victoria de la temporada.

Alex Molenaar (Illes Balears Arabay) logró en Portugal la primera victoria de su equipo
Alex Molenaar logró en Portugal la primera victoria del equipo balear. Foto: Illes Balears Arabay

Hoy, analiza su despegue con perspectiva. Con la calidez que regala el mar cuando finaliza su viaje en la playa Las Barcas, enclavada en San Andrés de Llavaneras (Barcelona), donde vive con su novia. Su teléfono vuelve a sonar. Son llamadas que dan sentido a las preguntas que otros ciclistas le hacían sobre por qué no estaba en un equipo de mayor nivel. Él en cambio sonríe. No se arrepiente de nada. Dicen los que le conocen que cuando más rinde es cuando más disfruta. Han sido dos años en los que ha sentido el cariño del ciclismo más humilde, pero que le ha apoyado lo suficiente para que, el camino iniciado en Langkawi, vuelva a tener continuidad. Es la revolución de Molenaar.

 

Alex Molenaar (Illes Balears Arabay) logró en Portugal la primera victoria de su equipo

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