La vuelta de Andoni López de Abetxuko

Una maniobra irregular del italiano Dalla Valle en el Saudi Tour mandó al suelo al neoprofesional alavés en la que era su segunda carrera con el Euskaltel-Euskadi. Tres meses después, recuperado de las fracturas sufridas, el prometedor velocista está listo para volver a ponerse un dorsal. Esta es su historia.

López de Abetxuko en una imagen de la pasada Clàssica Comunitat Valenciana 1969. Foto Luis Ángel Gómez   Sprint Cycling Agency
López de Abetxuko en una imagen de la pasada Clàssica Comunitat Valenciana 1969. Foto Luis Ángel Gómez Sprint Cycling Agency

Tengo claro que no fue culpa mía, por eso no tendré miedo la próxima vez”, reitera con determinación. Su voz, impulsada desde una sonrisa amplia y blanca, explica con pausa lo que su cuerpo expresa a gran velocidad cuando se monta en bicicleta. Luego baja la mirada, tallada parda y amplia en un rostro estrecho y angulado. En cambio, su pecho es tán amplio y poderoso que podría haber sido rescatado de otro deporte.

Sus brazos, musculados desde los hombros hasta el antebrazo explican su vida a través de la tinta que los recubre. Sin embargo, Andoni no quiere delatar las historias que esconden, aunque dice que aun falta marcar sus brazos con una más: la que le ha alejado de las carreras desde aquel dos de febrero que mantiene grabado en su memoria.

Andoni López de Abetxuko
Andoni López de Abetxuko en una imagen del Saudi Tour, su segunda carrera con el Euskaltel-Euskadi Foto: Luca Bettini (Sprint Cycling Agency).

No olvida que justo antes de irse al suelo, Nicolás Dalla Valle, del Team Corratec, le miró para, segundos después, embestirle sin razón alguna a la altura de su manillar. Andoni cayó al suelo sin apenas deslizarse en él. Como un peso muerto. Ni siquiera hizo por levantarse. Desde un primer instante, que apenas recuerda, supo que pintaba mal. En el Saudi Tour, su segunda carrera como profesional, su trayectoria iba a quedar irremediablemente aplazada durante tres meses. Se había roto la clavícula, varias costillas y la escápula.

Días después, ya de vuelta en su casa, ubicada en Salvatierra (Álava), fue operado por Nicolás Sánchez, sobrino del reputado Mikel Sánchez, que en todo momento supervisó la operación en la que, para evitar que clavícula y escápula se molestaran entre ellas, se le aplicó plasma.

Desde aquel dos de febrero, Andoni, a sus 23 años, ha aprendido a trabajar con la paciencia. Con la resignación de no estar disponible para su nuevo equipo, el Euskaltel-Euskadi. Se decidió por el equipo naranja tras disputar la Vuelta a Portugal a prueba con el Caja Rural el verano pasado. Pero, tras sus claras prestaciones como sprinter, ambos equipos acordaron de forma conjunta que Andoni crecería más con la Fundación, dado que para el equipo vasco primaba mucho más contar con un hombre rápido.

Andoni López de Abetxuko Caja Rural
El velocista alavés, de 23 años, se formó como amateur en el de Caja Rural-Alea.Foto. Caja Rural-Seguros RGA.

Antes de aquella caída, sólo tuvo tiempo de disfrutar dos sprints. En profesionales no se regala ningún hueco, pero hay seguridad. El miedo enseguida se canjea por adrenalina y él, desde un principio, compró la cantidad suficiente para sentirse uno más a la hora de codearse con los hombres más rápidos del pelotón.

Pero Dalla Valle infringió las reglas no escritas. Le tiró deliberadamente y fue expulsado por ello. Andoni no le ha perdonado. Nunca se disculpó con él. Además, el italiano sigue compitiendo y él… ha sufrido mucho por volver a ponerse un dorsal. Por mantenerse en su peso. Por recuperar el tono muscular en cada entrenamiento. A cambio, se ha sentido querido. Sus compañeros se han preocupado por él. Y la dirección del equipo le ha liberado de presión, de que empujara con impaciencia los plazos para volver antes de tiempo.

En apenas unos días volverá a ponerse un dorsal en el Gran Premio de Morbihan, en Francia. La carrera previsiblemente terminará al sprint, y él lo sabe. Si tiene las fuerzas suficientes de llegar no dudará, de nuevo, en volver a buscar un hueco imposible para esprintar. En comprar su dosis de adrenalina para desafiar al vértigo que acompaña una llegada masiva. No sentirá ningún miedo. Aquel dos de febrero no cometió ninguna equivocación. A pesar del golpe, sigue conservando la misma mirada viva y brillante. Aunque sus intenciones las entone lentamente. Es el ADN de los hombres rápidos.