Pablo Bueno con el asesoramiento de R. Arranz, fisioterapeuta
Al igual que sucede con las zapatillas, no existe un modelo universal en el que se pueda confiar de manera ciega: cada uno necesitamos el que mejor se adapte a nuestra anatomía, pero aún hay más detalles a tener en cuenta.
INFORME: La eficiencia del ciclista se resume en la capacidad que tienen los músculos para transformar la energía que consumen en el trabajo mecánico que se convertirá en su movimiento.
El componente más importante de nuestra bicicleta, con el que estamos unidos al asfalto, del que poco se conoce y que afecta de manera directa al rendimiento tras cada pedalada.
Recopilamos algunas costumbres de los ciclistas que no siempre resultan adecuadas. Toma nota porque nuestra seguridad sobre la bicicleta está muchas veces en juego por pequeños detalles.
La ropa de invierno ha dado un importante salto de calidad en los últimos años, en los que las marcas han desarrollado nuevos tejidos con cualidades que nos dejan sin excusas para no pedalear cuando bajan las temperaturas.
Nos hemos desplazado hasta un velódromo, con todos los dispositivos de medición, para averiguar la incidencia del perfil de las ruedas, el cuadro y el equipamiento en el rendimiento de la bicicleta.
Con el paso de los kilómetros, o si pedaleamos bajo la lluvia, la suciedad aparecerá sobre nuestra montura. Para dejarla otra vez casi como el día que la estrenamos, no queda más remedio que usar agua, jabón y frotar un poco.
Desde 1817, momento en el que las primeras bicicletas draisianas se empezaron a utilizar, su evolución ha sido imparable, aunque la mayor revolución tecnológica data de las tres últimas décadas, momento en el que se han introducido los cambios más importantes en esta máquina de apariencia tan sencilla.
En el último cuarto de siglo los avances en el mundo del ciclismo de carretera han sepultado en la memoria algunos de los componentes y accesorios que se venían utilizando con total naturalidad.