Karel Vacek, el hombre que celebró ser segundo

La vida del checo siempre ha estado perseguida por fantasmas, por la inestabilidad en equipos que abandonaba cada año. Enrolado esta temporada en el Burgos-BH, parece al fin poder hacer las paces con el ciclismo. Rafa Simón nos cuenta su historia.

Karel Vacek se incorporó en febrero al equipo burgalés. Foto: Burgos-BH
Karel Vacek se incorporó en febrero al equipo burgalés. Foto: Burgos-BH

Muy pocas veces un segundo puesto relata tanta emoción. Un recuerdo empolvado en miseria que barrió siempre debajo de la cama para que no se viera, aunque siempre estuviera allí.

La calma de Motril, una pequeña localidad granadina bañada por el Mediterráneo, es simétrica a la pausa con la que Karel relata una vida que, durante tantos años, trató de extenuar su ánimo. De llevarle a la renuncia de un sueño. En un italiano prácticamente perfecto, se siente con fuerzas de decir que, a día de hoy, casi está en paz con el ciclismo. Que comienza a ver una luz tan limpia como la que ofrece la ventana desde la que cada mañana le sirve de atalaya para trenzar sus entrenamientos con su hermano Mathias, hoy corredor del Lidl-Trek. Los otros dos inquilinos son básicos para él, su hermano pequeño y su novia, necesarios para que su sueño de intentar ser feliz siga en pie.

Si el ciclismo se instaló en su primera habitación, cuando vivía en la República Checa, fue porque su padre también fue ciclista. Pero la familia Vacek no duró mucho allí. Con 5 años y hasta los 12, la familia se trasladó a Austria y, cuatro años después, Karel emprendió su camino en solitario a Italia. Con 16 ya sabía que quería ser ciclista. Con 17 se enfrentó a su primer fantasma: Remco Evenepoel. Cada vez que se veían las caras, el resto de rivales sólo podía competir por la tercera plaza. Sin embargo, la proyección del belga resultaba meteórica, la suya en cambio, no hacía más que sufrir los malos consejos de todos aquellos que le decían que tenía que hacer como su contrincante, sin pararse a pensar si su cuerpo estaba pidiendo crecer más despacio.

Karel Vacek foto 3
En 2020 Karel Vacek militó en el Team Colpack Ballan.

A cambio, lo que le golpeó de verdad fue un terrible problema familiar del que nunca ha querido hablar, pero que le obligó a crecer prematuramente con 18 años. En su primera temporada como sub23 viajó a Estados Unidos para formar parte del Hagens Berman Axeon, uno de los equipos de desarrollo más importantes del mundo, pero ni el calendario ni su cabeza acompasaron nunca a sus pedaladas. Desanimado, decidió cambiar de equipo, volando de nuevo a Italia para firmar por el Colpack Ballan.

Pero allí le atrapó la pandemia, sumiéndole en otro año sin apenas poder competir. El siguiente pudo ser el definitivo para su despegue mental. Su familia parecía estar recuperándose de aquel problema y, además, le reclutó el Team Qhubeka ASSOS, de categoría World Tour. Por desgracia, su alegría apenas duró unos meses. A final de temporada, el equipo anunció su desaparición. A Karel nunca le avisaron y tampoco le ofrecieron una alternativa. Sin resultados, sólo los capitanes encontraban rápidamente acomodo en otro barco. En cambio, él solo era un naufrago abandonado en un océano de incertidumbre.

Por suerte, su ingenio le llevó a tocar la puerta del Tirol KTM Cycling, un modesto equipo austriaco de categoría Continental que, al seguir siendo sub23, le podía hacer un hueco en su estructura. Karel no tuvo que hacer ningún esfuerzo para integrarse, seguía conservando a la perfección el alemán que aprendió de niño. "Nunca dejes de aprender lenguas, te abrirán muchas puertas", le decían sus padres. Sin duda, era el mejor consejo que le habían dado. Tras terminar la temporada escoltado por sus prometedores resultados de nuevo se dio otra oportunidad en Italia. Karel seguía creyendo en si mismo, pero tantos cambios de equipo no eran buenos para él. Necesitaba darse una oportunidad y, su nuevo destino en 2023, el Corratec - Selle Italia, estaba invitado a participar en el Giro de Italia. Necesitaba correrlo.

Karel Vacek foto 4
Karel Vacek rozó la victoria en la cima del Gran Sasso d'Italia, en la 7ª etapa de la "corsa rosa" 2023. Foto: Sprinjt Cycling Agency

Muchas veces, tras tantos autobuses brillantes, el ciclismo esconde un escenario oscuro, descrito en pocas palabras y gestos rudos poco proclives a la empatía. A pesar de haber sido el único integrante del equipo en terminar el exigente Tour de los Alpes apenas unas semanas antes, ningún director deportivo se dirigió a él para decirle que participaría en el Giro. Fue tan sólo una baja de última hora la que le proporcionó un billete in extremis para correrlo y al que acudía sin una preparación física ni mental específica.

Lo que no imaginaba es que unos días después, en la mañana del 12 de mayo de 2023, todo iba a cambiar para él. Mientras el autobús del Corratec se dirigía hacia la salida de la séptima etapa en Capua, Francesco Frassi, uno de los directores del equipo, desaconsejó a Karel participar en la fuga del día. Sin embargo, Karel se opuso y pidió hacerlo. Apenas unas horas después, el checo viajaba junto a otros tres corredores en la escapada que trataría de luchar por la etapa en la ascensión al Gran Sasso.

Atenazado por el frio, el primero en rendirse fue Henok Mulubrhan. El trío restante (Vacek, Davide Bais y Simone Petilli) afrontó entre la nieve las primeras rampas del coloso de los Apeninos. Entonces se estremeció, por el auricular escuchó que las diferencias con los favoritos aumentaban, serían ellos los que se jugasen la etapa. Aquel día sería inusual. Aparentemente la gloria sólo se la llevaría uno de ellos. Fue Davide Bais, quizás el que menos había gastado, el que arrancó con más fuerza al final. Karel trató de seguir su embestida en los últimos metros, pero no fue posible. Sumido en una gran emoción, cuando cruzó la meta en segundo lugar también levantó las manos ante la sorpresa de los periodistas y aficionados que pensaron que se había equivocado.

Cuando se acercaron a él, Karel se explicó. Aquel segundo puesto era un regalo para un hombre que había penado tanto. Que había sufrido en la penumbra el peso de un grave problema familiar. Que había tenido que aguantar tantos años aquello de que debía ser como Remco. El belga, a escasos metros de él, comentaba la etapa rodeado de micrófonos. Ya había conquistado una etapa y había acudido al Giro para ganarlo. En cambio, el checo sólo quería volver a reencontrarse con su sueño de ser un ciclista.

Karel Vacek foto 2
El equipo burgalés fichó a Karel Vacek con la temporada 2024 ya comenzada. Foto: Burgos-BH

El sol de Motril no es suficiente para broncear su rostro, pero la luminosidad empieza a percibirse en sus ojos claros. Su decepción relata que, tras aquel Giro, el equipo italiano fue incapaz de renovarle el contrato. Por fortuna, el Burgos-BH le rescató hace unos meses, con la temporada ya comenzada. No pudo conocer a sus compañeros en la primera concentración de diciembre, y el material llegó tarde. Pero comienza a sonreír.

Confiesa que, tras un buen año sin la recompensa de la continuidad en el equipo italiano, se planteó dejar el ciclismo, y si no lo hizo, fue por la fortaleza que la vida le ha obligado a tener. Sabe que tan sólo tiene un año para demostrar que no se han equivocado ofreciéndole una oportunidad y que, por primera vez en mucho tiempo, puede que el Burgos-BH no sea otro de los equipos que, desde los 18 años, abandona cada año.